1 de diciembre de 2014

Revolución verde | "Nadie tiene que ser o creerse líder, cada uno debe serlo de sí mismo", enfatiza Josep Pàmies

Revolución verde | "Nadie tiene que ser o creerse líder, cada uno debe serlo de sí mismo", enfatiza Josep Pàmies

Polémico, sin medias tintas, Josep Pàmies se ha convertido en los últimos años en portavoz de quienes defienden las propiedades de las plantas con fines medicinales y arremete contra el establishment, oficial y no gubernamental. Compartir es su verbo preferido, reconoce errores del pasado y admite ser utópico. Estará en Valencia a mediados de este mes y antes dialogamos con él
-¿Cómo comenzó tu relación con las plantas?

-Toda la vida he sido agricultor. Primero fue desde el punto de vista de un negocio para poder sobrevivir, hasta que conocí la stevia y no pude entender cómo una planta extraordinaria, que puede curar la diabetes, el colesterol, la hipertensión, estuviera prohibida y en cambio el aspartamo se usara para endulzar bebidas como la Coca Cola y en dietas light, con estudios que demuestran su alto potencial cancerígeno, y fuera legal.

-Empezó otra época en tu vida…

-Sentí la curiosidad de ver qué se escondía detrás de esa cuestión y descubrí que había mucha basura, en cuanto a la stevia y también otras plantas. Sentí que todo en este mundo se había convertido en un negocio y comencé a compartir conocimientos, a dedicar parte de mi tiempo a divulgar lo que iba descubriendo. Planté stevia para ver si era verdad esa historia hermosa sobre sus propiedades, y lo fue. A partir de ahí tiré del hilo y cada día encontré más porquería, como ahora vemos con los asuntos de corrupción. Transgénicos, alimentación basura, productos refinados, por qué se prohíbe el agua de mar... Todo se ha tocado por la especulación económica que ha prevalecido sobre el bien común.

-¿Esperabas llegar a ser un portavoz de lo políticamente incorrecto dentro del campo de la salud?

-No, y no lo considero porque si te llegas a creer algo es el final de tu camino. Todo ser humano tiene un objetivo en la vida, un camino a seguir, y estoy siguiéndolo. No me importa lo que digan unos y otros, no quiero que valoren demasiado lo que estoy haciendo sino que lo hagan quienes me escuchan. Ya está bien de crear líderes, íconos, historias extrañas a través de dominio planetario. Nadie tiene que ser o creerse líder, cada uno debe ser líder de sí mismo. Hay personas que distribuimos ideas, pero aquellos que se sienten muy inferiores seguramente poseen un gran potencial en su interior que hay que sacar.

-¿De dónde salen esos valores en que te apoyas y muestras en tus palabras y en tu trabajo?

-Una rama de mi familia fue reprimida por la dictadura del franquismo por ser de izquierdas. Una historia de exilios, con tíos que tuvieron que morir fuera de su tierra. Otra rama, a la que pertenezco, era muy conservadora pero vivió traumatizada por esos hechos. Mis padres me lo explicaron, aunque no fueran tan radicales como esos parientes. Así se fue forjando mi ideario. Mi padre, agricultor, me decía: "El sol sale para todos, no tienes que comerte el mundo, comparte todo lo que tengas porque seguro que si das, recibirás mucho más". Esta enseñanza fue vital desde temprana edad, y vi que esto era así: cuando compartes algo que tú descubres, encuentras beneficios para ti y también para muchos otros.

-Recibes críticas, fuertes ataques a tu persona y en tu trabajo. ¿Qué te sostiene en los momentos difíciles, duros?

-Ahora, no depender de nadie. No tengo miedo porque ya estoy jubilado, cobro mil euros, tengo suficiente, una casa que no me podrán sacar porque comparto al 50% la propiedad con mi mujer, que tiene la otra mitad. A nadie le interesará embargar mi parte. Y si hay que ir a la cárcel, se va. En un país con muchos bravucones y corruptos, aves de rapiña, si ellos no van a la cárcel, por qué tendría que ir yo por temas de bien común.

-Criticas abiertamente no sólo al establishment, gobiernos, empresas multinacionales, sino también a onegés como Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras y otras. ¿Tan erradamente están actuando?

-Cuando me enteré que había otras alternativas para combatir la malaria, la tuberculosis, que causan tres millones de muertos al año, y que para combatir el ébola, que aún no es epidemia, se puede actuar eficazmente, casi a costo cero, gracias al dióxido de cloro, el MMS famoso, o prevenir fortaleciendo el sistema inmunológico con la Garcinia kola, Artemisia annua o la Moringa oleífera, plantas que se pueden cultivar en África, me comuniqué con Cruz Roja y Médicos Sin Frontera para decirles por qué no transmitíamos ese conocimiento a los países africanos afectados. De este modo, a medio o largo plazo ellos serían autosuficientes a nivel sanitario para el tratamiento de las enfermedades. Lo sabía gracias a cooperantes en Gambia, Nigeria y otros países afectados, con quienes estamos en contacto. Y me responden que el tema marcha según parámetros acordados por la OMS. ¿Qué es la OMS?, ¿personas recomendadas por compañías farmacéuticas, por Nestlé, Coca Cola, gobiernos, que dicen que terapias naturales, o químicas, gratuitas, no pueden llegar a estas poblaciones?

-Ante esa negativa, ¿qué haces?

- Yo era socio de estas entidades, entonces les comento que si hay cooperantes que no siguen los dictámenes de la OMS y están curando muchísimas personas arriesgando su vida, por qué no podían dar instrucciones de probar con otros medios como el que nosotros proponemos. Y me dicen: "No podemos hacerlo, seguimos protocolos de la OMS. Lo sentimos mucho, si quiere darse de baja…". Pues sí, me di de baja. Mi crítica no es contra los voluntarios o los médicos, sino contra las cúpulas de estas organizaciones que no quieren que se les hable de esto porque saben perfectamente que les puedes convencer con experiencias prácticas. Si no pueden ellos, lo haremos nosotros. Para mí ya se han acabado como organizaciones sociales.

-Afirmas que el miedo mata más que un virus. ¿Lo puedes explicar?

-El miedo, como las emociones duras que se producen por la pérdida de un ser querido, por ejemplo, toda desestabilización emocional provoca una caída del sistema inmunológico. Las personas bien nutridas que toman infusiones de plantas para subir el sistema inmunológico prácticamente no se enferman. Yo tengo experiencias con decenas de cooperantes en África, que se toman como medicina preventiva una infusión de Artemisia annua, que es antibacteriana, antivírica, y fortalece el sistema inmunológico. De esa forma muchas de las enfermedades víricas no se pillan. Hemos visto cómo se ha curado esa enfermera en Madrid, Teresa Romero, gracias a los anticuerpos de una monja que había padecido el ébola. Esos anticuerpos sólo se pueden crear estableciendo condiciones de resistencia al virus en base a tener el cuerpo sano y el sistema inmunológico fuerte.

-Hemos visto imágenes impactantes, con trajes de protección en profesionales que tratan a los afectados por el ébola, y tú das cuenta de otras posibilidades.

-Son montajes. ¿No hubiera valido más llevar un avión medicalizado con médicos preparados a la zona donde estaban los primeros enfermos, los curas misioneros, en lugar de traerlos? ¿Hacía falta que EE.UU. enviara 4 mil soldados a Liberia en vez de 4 mil médicos, como sí han hecho los cubanos? Es un montaje terrible que por suerte, parece, se está desmontando, como el caso de la gripe A. Sin embargo, es peor porque con cuatro mil muertos, que son muchos, querían amedrentar al hombre blanco y ahora nos importa un pito el ébola, que se sigan muriendo en Liberia, Guinea Conakri, porque no nos afecta. Hay mucha hipocresía.

-Gripe A, ébola… ¿la naturaleza nos está dando una señal, un mensaje?

-El ébola, cuando apareció en 1976 en el Zaire, ha ido provocando varios episodios, pero siempre lo máximo han sido 200 muertes. Se controlaba con las técnicas de los propios chamanes de ahí porque no es una enfermedad que se propaga fácilmente. Pero cuando los militares se han interesado por ese virus para hacer un arma biológica, ¡qué "casualidad" que ahora tenga más virulencia! ¡Qué "casualidad" que haya una bomba preparada como arma biológica que se puede propagar por el aire y no por fluidos como es el ébola convencional! Y qué llamativo también que el virus del ébola fue patentado por el Ejército americano, que a partir de esta cepa de ébola se estén desarrollando vacunas y medicamentos por parte de empresas americanas y canadienses, y que la OMS los recomendará a partir de enero de 2015. Esto es un montaje peor que el de la gripe A porque no hay posibilidad de propagación si se aplican medios de higiene necesarios. Si utilizamos en los hospitales el dióxido de cloro para desinfectar fluidos o para tomarlo a fin de evitar la contaminación, no hay posibilidad de que avance el ébola.

-Has dicho que si ellos, la OMS, las onegés, no quieren hacerlo, tú y tu gente lo harían, ¿cómo?

-Nuestros compañeros se han ofrecido a entrar en Guinea Conakri con cargamentos gratis de dióxido de cloro y Artemisa annua, y sólo se ha pedido protección a sus vidas para evitar que atentaran contra ellos los intereses mafiosos. No necesitan trajes especiales ni otros elementos más que seguridad física. Y piden un permiso que aún no se ha dado. A petición de la Cámara de Comercio de Guinea Conakri tuvimos una entrevista en la que nos solicitaron información. Les dijimos que la embajada no había respondido a nuestra anterior presentación y que todo era gratuito. Les preguntamos si, por el contrario, querían que les ofreciéramos medicamentos muy caros para que tuvieran una comisión en su venta, y nos dijeron que no, que únicamente buscaban que no muriera la gente en su país. Hace un mes de esa entrevista… les cuesta tanto asegurar la vida de los cooperantes a costo cero, pero no lo hacen porque las presiones son enormes.

-Afirmas tajantemente que se pueden curar todas las enfermedades a través de la fitoterapia. ¿No hay mal que no se resista a una planta?

-Al principio éramos muy imprudentes y lo decíamos, ahora decimos que las plantas pueden ayudar a curar, pero si queremos la salud total o la sanación hay que tener en cuenta qué comemos: si es comida basura, déjala, también los lácteos o las harinas refinadas, no abuses de carnes rojas, alcaliniza tu organismo. Cuidado con tus emociones ante enfermedades como el cáncer y otras, porque son fruto de crisis emocionales. También hay que tener en cuenta bloqueos energéticos terribles, las geopatologías que puede haber en tu casa o tu trabajo. Hemos ido ampliando el abanico de factores y ahora sí decimos que no hay prácticamente ninguna enfermedad, a menos que fuera genética, que se nos pueda resistir. Debemos aprovechar el sistema público de salud, que es bueno, y a partir de aquí hacer un cambio en nuestra vida, y ver poco a poco que podemos dejar los medicamentos.

Actualmente estamos teniendo la colaboración de muchísimos médicos, oncólogos, nutricionistas, que están entrando en esta línea perfecta, reaprendiendo sus conocimientos que son fabulosos pero sólo centrados en una parte del saber. Yo, que soy agricultor, les digo "vosotros que tenéis más preparación, si os interesa el tema, en un año estaréis más formados que yo y seréis grandes profesionales porque no sólo recetaréis pastillas sino que diréis que la alimentación debe cambiar". Explicar, razonar con el enfermo, que se empodere él mismo de sus actitudes ante la enfermedad.

-Dicen que rectificar es de sabios. ¿Alguna vez lo has hecho?

-Antes criticaba en exceso la medicina oficial, ahora reconozco gracias a una hija médica que una parte extraordinaria del conocimiento médico no tengo por qué rechazarla. Consideraba infalibles mis dictámenes cuando no sabía nada. He sido muy orgulloso y el ego nos mata a veces. Si alguien me demuestra que lo que digo no es verdad, lo voy a publicitar con la misma fuerza que con la que he hecho hablado bien de otros temas. Pero en los últimos años sólo he tenido alegrías. Al principio me acusaban de loco y ahora sólo son agradecimientos. Por supuesto que hay personas que al final no se pueden salvar, yo digo que una planta seguramente puede darte muchas posibilidades, pero no está en mis manos que el resultado final sea el deseado, hay muchas circunstancias. Una planta sí puede dar tiempo, como mínimo.

-De cara al futuro, ¿eres optimista?

-Soy muy optimista porque cuando ves que ha llegado el final de un ciclo, económico, político, social, sanitario, sólo es posible otro modelo. Ese modelo ahora lo vamos a crear entre todos. El egoísmo humano nos ha llevado a que aquello que no es negocio y no se vende, no interesa, se hunde o se esconde. Hemos llegado ya, quizá gracias a medios como el vuestro, o internet, a que otras voces salgan públicamente y podamos ir modificando ese comportamiento ambicioso. ¿Por qué acusamos a Bayer si después vamos al banco con nuestros ahorros e invertimos en acciones de Bayer? Somos un poco cínicos, ¿no? Desde que descubrí eso no invierto en bolsa y menos en esas mafias, eléctricas, farmacéuticas… Invierto en fondos que sean éticos, o en bancos éticos si tengo esos ahorros. Hay que ser coherente, cuando cientos de millones de personas hagan esos cambios, los cambios vendrán.

Decimos compartir, no competir. La humanidad hoy en día tiene tanto conocimiento acumulado, ¿qué sucedería si fuera de libre acceso? En lugar de que los beneficios fueran para unos pocos, serían a favor de la humanidad. Con una hora o dos de trabajo, todo el mundo estaría trabajando, seríamos felices, y el resto lo compartiríamos.

-¿El hombre del siglo XXI volverá a las zonas rurales, revirtiendo la concentración en grandes urbes?

-Supongo que, a medida de que se acentúe la crisis y se vea que el modelo capitalista de crecimiento continuo es inviable, la gente buscará apoyo en la zona rural donde al menos podrá comer hierbas gratis. El suelo está dando alimentos como la ortiga, pero ¿quién la recoge? Es la mejor verdura, el mejor alimento en proteínas, aminoácidos, minerales y vitaminas, y aun así se desprecia. Que nadie se espante, hay soluciones para todo el mundo. ¿No podrá vivir un ser humano en este planeta maravilloso, con el cerebro que posee? Debemos compartir lo que hay en el campo y luego compartir las ideas. No todos serán agricultores, habrá médicos, artistas, lo que sea, y vamos a compartir y no competir.

¿Cuál será el nuevo modelo?, no lo sabemos, pero tendrá que ser un modelo para el bien común, de compartir, sin patentes. Dicen que así no se podrá investigar más… ¡Hombre!, yo estoy investigando todos los días y lo que obtengo, conocimiento, lo regalo. Tú, señor químico, biólogo, catedrático, que cobras un sueldo, ¿por qué no puedes investigar en tus tiempos libres y también ceder a la humanidad tu conocimiento para que sea de uso libre? Cuando suceda, el hambre acabará, habrá colaboración, vamos a compartir lo que sé yo y lo que sabes tú. Es un modelo utópico, lo sé, pero este es nuestro camino.
por Aurelio Álvarez Cortez,
Periodista,
 editor de
la revista Tú Mismo
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http://tu-mismo.es/articulos/entrevistas/Josep-Pamies-Revolucion-verde-Nadie-tiene-que-ser-o-creerse-lider-Cada-uno-debe-serlo-de-si-mismo.html

28 de septiembre de 2014

“Convertimos problemas cotidianos en trastornos mentales”

“Convertimos problemas cotidianos en trastornos mentales”

MILAGROS PÉREZ OLIVA 

Catedrático emérito de la Universidad de Duke, dirigió la considerada 'biblia' de los psiquiatras

Allen Frances (Nueva York, 1942) dirigió durante años el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM), en el que se definen y describen las diferentes patologías mentales. Este manual, considerado la biblia de los psiquiatras, es revisado periódicamente para adaptarlo a los avances del conocimiento científico. El doctor Frances dirigió el equipo que redactó el DSM IV, a la que siguió una quinta revisión que amplió considerablemente el número de entidades patológicas. En su libro ¿Somos todos enfermos mentales? (Ariel, 2014) hace autocrítica y cuestiona que el considerado como principal referente académico de la psiquiatría colabore en la creciente medicalización de la vida.
Pregunta. En el libro entona un mea culpa, pero aún es más duro con el trabajo de sus colegas en el DSM V. ¿Por qué?
Respuesta. Nosotros fuimos muy conservadores y solo introdujimos dos de los 94 nuevos trastornos mentales que se habían sugerido. Al acabar, nos felicitamos, convencidos de que habíamos hecho un buen trabajo. Pero el DSM IV resultó ser un dique demasiado endeble para frenar el empuje agresivo y diabólicamente astuto de las empresas farmacéuticas para introducir nuevas entidades patológicas. No supimos anticiparnos al poder de las farmacéuticas para hacer creer a médicos, padres y pacientes que el trastorno psiquiátrico es algo muy común y de fácil solución. El resultado ha sido una inflación diagnóstica que produce mucho daño, especialmente en psiquiatría infantil. Ahora, la ampliación de síndromes y patologías en el DSM V va a convertir la actual inflación diagnóstica en hiperinflación.
P. ¿Todos vamos a ser considerados enfermos mentales?
R. Algo así. Hace seis años coincidí con amigos y colegas que habían participado en la última revisión y les vi tan entusiasmados que no pude por menos que recurrir a la ironía: habéis ampliado tanto la lista de patologías, les dije, que yo mismo me reconozco en muchos de esos trastornos. Con frecuencia me olvido de las cosas, de modo que seguramente tengo una predemencia; de cuando en cuando como mucho, así que probablemente tengo el síndrome del comedor compulsivo, y puesto que al morir mi mujer, la tristeza me duró más de una semana y aún me duele, debo haber caído en una depresión. Es absurdo. Hemos creado un sistema diagnóstico que convierte problemas cotidianos y normales de la vida en trastornos mentales.
P. Con la colaboración de la industria farmacéutica...
R. Por supuesto. Gracias a que se les permitió hacer publicidad de sus productos, las farmacéuticas están engañando al público haciendo creer que los problemas se resuelven con píldoras. Pero no es así. Los fármacos son necesarios y muy útiles en trastornos mentales severos y persistentes, que provocan una gran discapacidad. Pero no ayudan en los problemas cotidianos, más bien al contrario: el exceso de medicación causa más daños que beneficios. No existe el tratamiento mágico contra el malestar.
P. ¿Qué propone para frenar esta tendencia?
R. Controlar mejor a la industria y educar de nuevo a los médicos y a la sociedad, que acepta de forma muy acrítica las facilidades que se le ofrecen para medicarse, lo que está provocando además la aparición de un mercado clandestino de fármacos psiquiátricos muy peligroso. En mi país, el 30% de los estudiantes universitarios y el 10% de los de secundaria compran fármacos en el mercado ilegal. Hay un tipo de narcóticos que crean mucha adicción y pueden dar lugar a casos de sobredosis y muerte. En estos momentos hay ya más muertes por abuso de medicamentos que por consumo de drogas.
P. En 2009, un estudio realizado en Holanda encontró que el 34% de los niños de entre 5 y 15 años eran tratados de hiperactividad y déficit de atención. ¿Es creíble que uno de cada tres niños sea hiperactivo?
R. Claro que no. La incidencia real está en torno al 2%-3% de la población infantil y sin embargo, en EE UU están diagnosticados como tal el 11% de los niños y en el caso de los adolescentes varones, el 20%, y la mitad son tratados con fármacos. Otro dato sorprendente: entre los niños en tratamiento, hay más de 10.000 que tienen ¡menos de tres años! Eso es algo salvaje, despiadado. Los mejores expertos, aquellos que honestamente han ayudado a definir la patología, están horrorizados. Se ha perdido el control.
P. ¿Y hay tanto síndrome de Asperger como indican las estadísticas sobre tratamientos psiquiátricos?
R. Ese fue uno de los dos nuevos trastornos que incorporamos en el DSM IV y al poco tiempo el diagnóstico de autismo se triplicó. Lo mismo ocurrió con la hiperactividad. Nosotros calculamos que con los nuevos criterios, los diagnósticos aumentarían en un 15%, pero se produjo un cambio brusco a partir de 1997, cuando las farmacéuticas lanzaron al mercado fármacos nuevos y muy caros y además pudieron hacer publicidad. El diagnóstico se multiplicó por 40.
P. La influencia de las farmacéuticas es evidente, pero un psiquiatra difícilmente prescribirá psicoestimulantes a un niño sin unos padres angustiados que corren a su consulta porque el profesor les ha dicho que el niño no progresa adecuadamente, y temen que pierda oportunidades de competir en la vida. ¿Hasta qué punto influyen estos factores culturales?
R. Sobre esto he de decir tres cosas. Primero, no hay evidencia a largo plazo de que la medicación contribuya a mejorar los resultados escolares. A corto plazo, puede calmar al niño, incluso ayudar a que se centre mejor en sus tareas. Pero a largo plazo no ha demostrado esos beneficios. Segundo: estamos haciendo un experimento a gran escala con estos niños, porque no sabemos qué efectos adversos pueden tener con el tiempo esos fármacos. Igual que no se nos ocurre recetar testosterona a un niño para que rinda más en el fútbol, tampoco tiene sentido tratar de mejorar el rendimiento escolar con fármacos. Tercero: tenemos que aceptar que hay diferencias entre los niños y que no todos caben en un molde de normalidad que cada vez hacemos más estrecho. Es muy importante que los padres protejan a sus hijos, pero del exceso de medicación.
P. ¿En la medicalización de la vida, no influye también la cultura hedonista que busca el bienestar a cualquier precio?
R. Los seres humanos somos criaturas muy resilientes. Hemos sobrevivido millones de años gracias a esta capacidad para afrontar la adversidad y sobreponernos a ella. Ahora mismo, en Irak o en Siria, la vida puede ser un infierno. Y sin embargo, la gente lucha por sobrevivir. Si vivimos inmersos en una cultura que echa mano de las pastillas ante cualquier problema, se reducirá nuestra capacidad de afrontar el estrés y también la seguridad en nosotros mismos. Si este comportamiento se generaliza, la sociedad entera se debilitará frente a la adversidad. Además, cuando tratamos un proceso banal como si fuera una enfermedad, disminuimos la dignidad de quienes verdaderamente la sufren.
P. Y ser etiquetado como alguien que sufre un trastorno mental, ¿no tiene también consecuencias?
R. Muchas, y de hecho cada semana recibo correos de padres cuyos hijos han sido diagnosticados de un trastorno mental y están desesperados por el perjuicio que les causa la etiqueta. Es muy fácil hacer un diagnóstico erróneo, pero muy difícil revertir los daños que ello conlleva. Tanto en lo social como por los efectos adversos que puede tener el tratamiento. Afortunadamente, está creciendo una corriente crítica con estas prácticas. El próximo paso es concienciar a la gente de que demasiada medicina es mala para la salud.
P. No va a ser fácil…
R. Cierto, pero el cambio cultural es posible. Tenemos un magnífico ejemplo: hace 25 años, en EE UU el 65% de la población fumaba. Ahora, lo hace menos del 20%. Es uno de los mayores avances en salud de la historia reciente, y se ha conseguido por un cambio cultural. Las tabacaleras gastaban enormes sumas de dinero en desinformar. Lo mismo que ocurre ahora con ciertos medicamentos psiquiátricos. Costó mucho hacer prosperar la evidencia científica sobre el tabaco, pero cuando se consiguió, el cambio fue muy rápido.
P. En los últimos años las autoridades sanitarias han tomado medidas para reducir la presión de los laboratorios sobre los médicos. Pero ahora se han dado cuenta de que pueden influir sobre el médico generando demanda en el paciente.
R. Hay estudios que demuestran que cuando un paciente pide un medicamento, hay 20 veces más posibilidades de que se lo prescriban que si se deja simplemente a decisión del médico. En Australia, algunos laboratorios requerían para el puesto de visitador médico a personas muy agraciadas, porque habían comprobado que los guapos entraban con más facilidad en las consultas. Hasta ese punto hemos llegado. Ahora hemos de trabajar para lograr un cambio de actitud en la gente.
P. ¿En qué sentido?
R. Que en vez de ir al médico en busca de la píldora mágica para cualquier cosa, tengamos una actitud más precavida. Que lo normal sea que el paciente interrogue al médico cada vez que le receta algo. Preguntar por qué se lo prescribe, qué beneficios aporta, qué efectos adversos tendrá, si hay otras alternativas. Si el paciente muestra una actitud resistente, es más probable que los fármacos que le receten estén justificados.
P. Y también tendrán que cambiar hábitos.
R. Sí, y déjeme decirle un problema que he observado. ¡Tienen que cambiar los hábitos de sueño! Sufren ustedes una falta grave de sueño y eso provoca ansiedad e irritabilidad. Cenar a las 10 de la noche e ir a dormir a las 12 o la una tenía sentido cuando hacían la siesta. El cerebro elimina toxinas por la noche. La gente que duerme poco tiene problemas, tanto físicos como psíquicos. 

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/09/26/actualidad/1411730295_336861.html

25 de septiembre de 2014

Morían antes los egoístas que los altruistas

Stéphane Hessel, participó en la Declaración Universal de los Derechos Humanos

IMA SANCHÍS
Contra la indiferencia
Último superviviente de las personas que hicieron posible la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un marco sólido por el que luchar, este veterano de la resistencia, que sobrevivió a la tortura y la deportación en el campo de concentración de Buchenwald, ha dedicado su vida como embajador de Francia a combatir los totalitarismos y las injusticias políticas y sociales. Con ¡Indignaos!, superventas en Francia, llama a la insurrección pacífica, sobre todo de los jóvenes, a no claudicar ante la dictadura actual de los mercados financieros que amenazan la democracia, a no permitir tanta injusticia. “Coged el relevo, ¡indignaos!, porque la peor actitud es la indiferencia”.
ablemos de la suerte.
Yo soy un suertudo. He estado confinado en campos de concentración de los que me escapé en dos ocasiones, fui condenado a muerte..., pero he sobrevivido.
Era usted Greco, el espía.
Debía reorganizar la red de radios clandestinas para preparar la llegada del ejército aliado a Francia. La Gestapo me detuvo en julio de 1944, lo que significaba el fin de mi vida.
Se salvó por los pelos...
La noche antes de mi ejecución, gracias a Eugen Kogon, que llevaba tres años en Buchenwald trabajando con el jefe del hospital y lo convenció de que podría paliar su pena si salvaba a tres oficiales aliados.
¿Y cómo lo hizo?
Cuando tres jóvenes franceses moribundos fueron enviados al crematorio, lo hicieron con nuestra identidad.
Qué duro.
El día que cumplí 24 años me convertí en otro. Es una historia trágica, sí. Es duro sobrevivir a un muerto.Medejó un gran sentimiento de responsabilidad: considero que una vida ganada tiene que ser una vida comprometida, y todo lo que hago lo hago porque sobreviví.
¿Cree en el destino?
Sí, creo que cada uno de nosotros tiene la posibilidad de hacer algo con su vida que sea significativo no sólo para sí mismo, sino también para los demás.
¿Qué ha entendido del ser humano?
En los campos de concentración las personas reaccionaban de dos maneras: estaban los que luchaban por su vida, los que se protegían y lo querían todo para ellos; y estaban los que ayudaban a los demás.
¿Y?
Morían antes los egoístas que los altruistas. Y este es un mensaje para todos nosotros: hacer algo por los demás nos hace bien; sólo mirar por uno mismo nos hace caer, pero pensamos que es al contrario. Sé que lo que digo parece muy ético y moral, pero para mí fue una experiencia vital.
Con 92 años se fue con su mujer a la franja de Gaza.
Sí, justo después de la operación Plomo Fundido. Tengo la suerte de tener un cuerpo que funciona. Sólo me falta un ojo. Si me tapo el bueno, no la veo, pero con los dos veo su sonrisa y vi la destrucción que el ejército israelí hizo en ese pequeño territorio con una brutalidad insoportable para mí.
¿Producto del miedo?
Se consideran un país pequeño, democrático y moderno, rodeado de gente que se puede volver loca y provocar atentados, así que eligen políticos estúpidos que creen que se puede vencer mediante la fuerza. Pero lo inteligente sería ayudar a los palestinos a tener un Estado y trabajar conjuntamente, porque siempre van a estar ahí.
¿Qué virtud le ha ayudado en la vida, la alegría, la inteligencia, la valentía...?
Mi madre; una mujer excepcional, muy libre. “Tienes que ser feliz para que los demás sean felices”, me repetía, y yo hago lo que puedo.
Es usted jovial, lo ha conseguido.
La gente que me conoce me considera un optimista empedernido, y yo siempre les digo: he vivido muchos problemas y siempre se fueron resolviendo. Hemos vencido al nazismo, al fascismo, al franquismo, al estalinismo, y vamos a vencer también al bushismo, ja, ja, ja.
¿Ese es su caballo de batalla?
Sabemos que si seguimos con una explotación loca de los recursos en 50 años ya no se podrá vivir aquí en la Tierra. Y que la inmensa distancia que existe entre ricos y pobres no para de aumentar.
¿Qué entendió del ejercicio de la diplomacia?
Es lo contrario a hablar sin decir nada. La auténtica diplomacia dice lo que piensa a su gobierno y al gobierno con el que trabaja.
¿Qué ha aprendido de la muerte?
Yo soy goloso de la muerte, pienso que cuando venga, pronto, la acogeré como una amiga. Acabar la vida es algo maravilloso, ya ha durado suficiente, y no sabemos nada de la muerte, pero le puedo citar a Shakespeare.
En La tempestad él dice: “Estamos hechos de la misma materia que los sueños y nuestra breve vida cierra su círculo con otro sueño”. Me desperté ya hace mucho y un día me dormiré, y me gusta dormir.
¿Qué ha descubierto sobre sí mismo?
Que lo desagradable que me ha ocurrido se puede superar e incluso olvidar. No guardo recuerdos de lo queme hirió, guardo recuerdos de lo que funcionó, de lo que me alegró. Considero que para los problemas más graves de nuestro mundo actual podemos encontrar respuestas positivas. Por supuesto, muchos de mis amigos me llaman iluso.
¿La mejor herramienta para vivir?
Confianza y valor. Necesitamos confiar, en primer lugar en nosotros mismos, y después en los demás; y hay que saber que sólo funciona si ponemos también valor. Las dos cosas que tenemos que evitar son la indiferencia y la desesperación: aquello que probé y no funcionó y no volveré a probar.
¿Cuál es su consejo para los jóvenes?
Tened confianza, sed valientes, tenéis muchas cosas que hacer y más medios de los que nosotros tuvimos cuando éramos jóvenes, herramientas como internet para trabajar juntos como acaban de hacerlo los egipcios. ¡Adelante!

6 de septiembre de 2014

Pierre Teilhard de Chardin - El mundo

"Impulsados por la fuerza del amor, los fragmentos del mundo se buscan entre sí, para que el mundo pueda llegar a ser."
Pierre Teilhard de Chardin

Espera un Milagro Cada Día - Marianne Williamson




Espera un milagro cada dia- Marianne Williamson

 Varita 1: Los milagros suceden

 Varita 2: Somos las personas que estamos esperando

 Varita 3: Los pensamientos de crítica bloquean la luz

 Varita 4: El fin es inherente a los medios

 Varita 5: El silencio sagrado regenera el universo


3 de julio de 2014

Campaña para publicar Camino de Santiago, camino del corazón


Hola!!!

por fin llego la hora de intentar publicar en papel mi libro “Camino de Santiago, camino del corazón. Cartas para peregrinos”.

Ha llevado tiempo y dinero llegar a este punto. Ahora necesito el empujón final.
Por eso solicito tu ayuda en la campaña que he emprendido en Verkami.

http://vkm.is/caminodesantiago

He puesto un objetivo mínimo de 700 euros para cubrir los gastos de diseño e impresión.

Sino llego al total solicitado en los próximos 40 días no se harán los débitos y por lo tanto se cancelará.

Toda colaboración es bienvenida, tanto económica como de difusión del proyecto.

gracias!!!

Un abrazo

Pablo

23 de junio de 2014

George Orwell



Lo importante no es mantenerse vivo, sino mantenerse humano

MÁS FLEXIBLES, MÁS FELICES. Jenny Moix.


El País 22/05/11

No seamos rígidos, ni con los demás ni con nosotros mismos. Dejemos fluir las cosas. No lo veamos todo blanco o negro, sino con matices. Es el camino para sentirnos más a gusto.
"Con los matices no nos sentimos cómodos. Siempre elegimos las certezas. ¿Salir de dudas? Lo sabio es ¡salir de certezas!" 
"¿Por qué creemos siempre que nuestro pensamiento es más certero que el del otro? ¡Es ridículo! El primer paso es el respeto"
Cada día tres veces. No podía dejar de hacerlo. Tenía que nadar en el mar, fuera verano o invierno. Cecilia me explicaba su esclavitud a este ritual con la cara rígida. Tan rígida como su creencia de que si no lo hacía no estaba pura. En su pueblo costero era conocida por este severo protocolo marino, e incluso la tele local la había entrevistado por ello. El nombre es inventado, pero el caso es real. Se puede etiquetar de trastorno obsesivo-compulsivo.
La gran mayoría de personas que sufren trastornos psicológicos comparten una característica: la rigidez de sus ideas. Y los que no tenemos la etiqueta de alguna psicopatología colgando no solemos ser tan exageradamente rígidos, pero sí mucho más de lo que nos pensamos.
Unos años atrás me invitaron a pronunciar una conferencia sobre felicidad. Quería estructurar la conferencia alrededor de un concepto clave, de lo que era esencial para ser feliz. ¿Salud?, ¿dinero?, ¿amor?, ¿optimismo?... un aluvión de letras escritas sobre estos conceptos que no me acababan de convencer, hasta que llegué a una idea que era la que buscaba: "la flexibilidad". Imposible ser feliz si no eres flexible. Y esa idea fue el germen que me llevó a escribir mi libro Felicidad flexible (Aguilar).

NUESTROS ESQUEMAS MENTALES
"Tienes toda la razón... desde tu punto de vista" (Paul Watzlawick)
Todo nuestro cuerpo experimenta siempre la intensa sensación de que tenemos razón, y así suele ser... desde nuestro punto de vista. Y por eso intentamos imponer a los demás nuestras ideas, a veces con una furia desbordante. 
Muchos libros llevan por título frases del tipo "cómo convencer a los demás", pero no existe ninguno que se titule "cómo ser convencido". Lo encontraríamos ridículo... ¿Para qué nos vamos a dejar convencer si son los otros los que están equivocados?En realidad, lo absurdo es defender a capa y espada nuestras convicciones. 
Tenemos que ser muy conscientes de cinco características que poseen nuestras certezas y veremos lo patético que a veces suele ser nuestro férreo convencimiento. 
Nuestros esquemas mentales son:
1. Relativos. Lo que pensamos depende, por ejemplo, de nuestro lugar de nacimiento. Las religiones son un claro ejemplo. Así, al defender nuestra fe, a veces incluso con bombas, en el fondo es como si estuviéramos defendiendo que nuestro lugar de nacimiento es el correcto. ¡Cuánta sangre se ha derramado dentro de este saco ilógico!
2. Rígidos. Pensamos en blanco y negro. En los cuentos infantiles encontramos los malos y los buenos. Y crecemos y en el fondo seguimos pensado así. Una señora de unos 80 años me comentaba respecto a la guerra entre palestinos e israelíes: "Yo ya me he perdido, ¿quiénes son los buenos?". Claro que tenemos la capacidad de matizar, pero a nuestro cerebro le encantan las cosas claras y ordenadas. Los matices nos impiden encasillar, y con todo desordenado nuestras neuronas no se encuentran tan cómodas. La duda es lo que menos soportan, porque es el principal obstáculo para poner orden. Así que siempre elegimos las certezas. ¿Salir de dudas? Lo sabio es ¡salir de certezas!.
3. Limitados. La especie humana suele ser bastante prepotente porque no somos capaces de ver la limitación de nuestro propio cerebro. Nuestras neuronas no pueden entender algo que no hayan visto antes. ¿Acaso alguien puede lograr imaginarse que antes del Big Bang no existía ni el espacio ni el tiempo?. ¿Alguien puede entender, como afirma la física cuántica, que las partículas pequeñas no están ni aquí ni allí, sino que solo se concretan en un espacio cuando las miramos?. Como muy irónica y acertadamente declaraba el premio Nobel Niels Bohr, "si alguien no se queda confundido con la física cuántica es porque no la entiende".
4. Invisibles. Un cuadrado blanco no se puede ver encima de un fondo blanco. Muchos de nuestros valores y creencias, como son compartidos con el resto de individuos de la sociedad, tampoco son visibles. Solemos tener como un huequecito dentro; siempre notamos que nos falta algo, y eso que nos falta creemos que está en el futuro y por eso corremos tanto para llegar a él. Esta creencia es compartida por la mayoría. Imaginemos una sociedad donde se viviera más que el presente y no estuviéramos tan encarados al futuro, donde la gente anduviera tranquilamente por las calles. Si entre esta calma apareciera uno de nosotros con el motorcillo que llevamos dentro, esa persona destacaría. Probablemente al ser su comportamiento diferente al resto se plantearía si está actuando bien. No revisamos nuestras creencias por la sencilla razón de que a veces son invisibles.
5. Blindadas. El caso de los Reyes Magos es una creencia hermosamente blindada. Cuando los adultos metemos la pata mil veces ante los niños, cuando se nos escapa, por ejemplo, que hemos ido a comprar los regalos, ¡no suele pasar nada! Les encaja tan poco lo que decimos con sus creencias que ni lo procesan. Cuando una persona confía en su pareja y esta le es infiel, suele ser la última en enterarse; como todas las posibles pistas no encajan en sus creencias, caen en saco roto. Cuando esas creencias se rompen, es cuando decimos que se nos ha caído la venda de los ojos.
Los tozudos siempre suelen ser los demás. Los vemos siempre más rígidos e inflexibles que nosotros. Claro que no es así. Para comprobar nuestras propias rigideces basta con pensar de cuántas formas podríamos acabar esta frase: "A mí no me podrían convencer de...". Por ejemplo: de que Dios existe, de que mi partido político no es el mejor, de que mi objetivo no es el que me conviene... Juguemos con esta frase un rato y nos sorprenderemos de con cuántas inquebrantables certezas vivimos.

COMPRENSIVO CON UNO MISMO
"La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo" (Napoleón)
Supongamos que existiera un ser "organizador de vidas" y nos propusiera el siguiente trato: "Te puedo dar un solo tipo de flexibilidad: o bien puedo otorgarte la oportunidad de que las circunstancias que te rodean sean más cómodas, pero tú seguirás siendo igual de exigente contigo mismo, o bien te regalaré flexibilidad en tus autoexigencias, te sabrás tratar mejor a ti mismo, aunque tu situación exterior seguirá igual". ¿Qué elegiríamos? Pensémoslo bien.

Si aprendiéramos a ver las situaciones de diferentes formas, si supiéramos reforzarnos a nosotros mismos, perdonarnos, rebajar nuestras autoexigencias, no culpabilizarnos, las situaciones externas de rebote nos parecerían muy diferentes, no nos afectarían tanto
. Incluso de agobiantes pasarían a ser cómodas. En cambio, si nos modificaran lo externo, pero continuáramos igual de rígidos, ¿notaríamos mucho avance en nuestras vidas?.
Nuestro jefe son esas creencias: rígidas, relativas, invisibles, limitadas y blindadas. No son muy buenas características para un jefe. Es urgente que consigamos un director más flexible.

TOLERANTES CON LOS DEMÁS
"Si de veras llegásemos a poder comprender, ya no podríamos juzgar". (André Malraux)
Qué complicado resulta entendernos los unos con los otros. Y es que somos como armaduras de certezas chocando entre nosotros. Cada uno tenemos nuestra verdad, que nunca acaba de encajar con la de los demás. ¿Por qué creemos siempre que nuestro pensamiento es más certero que el del otro?. ¡Es ridículo!. Y el primer paso para que funcione este complejo engranaje en el que estamos metidos es el respeto.
Las palabras de Rafael Navarrete, un sabio filósofo, no lo podrían expresar con mayor claridad: "Cada uno ve el mundo y la vida desde un repliegue de la gran verdad que nadie puede pronunciar. A partir de ese descubrimiento, el hombre sabio emprende su camino. Sabe muy bien que solo podrá sentirse feliz si es fiel a la luz que él ha descubierto... A veces encuentra a otros hombres sabios que recorren otros caminos; al cruzarse se saludan y se respetan porque todos saben que son muchos los senderos".
Ser flexible con los demás no significa ser sumisos ni doblegarnos. Significa, de entrada, respetarnos. Y a partir de aquí, a veces, llegar a entendernos.

FLEXIBILIDAD CON LA VIDA
"Esto no es un ensayo general, señores. Esto es la vida".(Oscar Wilde)
El ideal, lo que se espera de nosotros, suele ser: que encontremos un trabajo estable (que nos guste mucho o no, no es tan importante), que nos entreguemos a él totalmente (si somos hombres, esa exigencia es más fuerte; si somos mujeres, no queda tan mal que el trabajo esté en un segundo lugar porque primero hemos de cuidar a nuestra prole), que encontremos una pareja y nos casemos, que tengamos hijos (y que nos volquemos en cuerpo y alma con ellos, sobre todo si somos mujeres, olvidándonos de nuestras propias necesidades e ilusiones), y además de todo esto está claro que hemos de estar delgados, hemos de hacer ejercicio a diario, hemos de tomar fruta y verdura tres veces al día, nos hemos de limpiar los dientes después de comer un cacahuete, y hemos de practicar meditación cada mañana después de despertarnos.
¡Qué agobio!
A esto se le llama presión social. ¿Pero realmente es la sociedad la que nos oprime?. ¡No!. Lo que nos lleva a sentirnos obligados a actuar de una determinada manera son nuestras propias creencias y valores. Sí es cierto que estas creencias y valores los tenemos porque la sociedad nos ha ido programando así. ¡Pero podemos desprogramarnos!. Cuando una persona reconoce que lo hace no por una exigencia externa, sino por una propia autoexigencia, ya ha dado un paso de gigante. Ya ha abierto los ojos.
Lo más liberador que existe en esta vida es romper con los propios esquemas. De repente, el mundo se vuelve más ancho. Es la experiencia más lúcida posible.

EL ROBLE Y LA CAÑA
Había un roble en la orilla de un río. A los pies del roble crecía una caña. Todos los días, el roble reprendía a la caña por doblarse a un lado y a otro según soplara el viento. "Mírame a mí, cañita", decía el roble. "Observa cómo no me doblego ante nadie, porque soy un roble y soy fuerte". La caña no decía nada; no valía la pena. Una noche hubo una tormenta terrible y el viento sopló ferozmente, con mucha más fuerza que de costumbre. Al amanecer, el roble estaba partido en dos, pero la cañita seguía en pie, meciéndose bajo la luz del sol.