Nota publicada en la revista Tu Mismo http://www.tu-mismo.es/
Pablo Arturi - Psicólogo Transpersonal
Recordando una sesión con una paciente y escuchando la película de Louise Hay “Usted puede sanar su vida” basada en su libro me vino a la consciencia la importancia de la perpetuación de mensajes negativos. La sesión a la que me refiero fue con una mujer que había sido violada por su padre. Vivió la situación hasta que pudo irse de su casa. No recuerdo los pormenores pero sí recuerdo como en su aura había un canal energético que decía algo así como: “les hare lo mismo que me han hecho a mi”. Le pregunte por su relación con los hombres y me confirmo que “los manipulaba” como una forma de venganza, que sus relaciones habían sido muy difíciles.
Sin entrar en los detalles de porque lo había hecho o no, ni justificar o reprobar su decisión. Lo que me pareció interesante fue la “visión”. Esa “flecha” que la había herido a ella no se había quedado en ella con la posibilidad de elaborarla y captar su aprendizaje doloroso. Sino que se había perpetuado produciendo dolor en ella y en otros.
Escuchando las siempre frescas palabras de Louise Hay (también padecedora de abusos físicos y sexuales) en los que habla del “perdón” y “liberación” continuamente. También en varios momentos habla de sí “has aprendido algo negativo de tus padres no tienes porque repetirlo, simplemente les agradeces y dices: eso no es válido para mi”.
Creo que uno de los puntos centrales de este tema es la palabra “perdón”. Según algunos fue el salto cuántico que propuso Jesús a la ley del Ojo por Ojo de Moisés. Como decía Gandhi “ojo por ojo y todos nos quedaremos ciegos”. Una palabra usada con connotaciones positivas y negativas. Quiero tratarlo sin connotaciones religiosas, sino terapéuticas. Cuando hemos vivido situaciones dolorosas como cuando las hemos creado eso genera un cúmulo de emociones, pensamientos que quedan grabados en nuestro interior. A veces, quedan como trauma a la espera del momento propicio para solucionarlo y captar su mensaje. Con el paso del tiempo muchas veces es como esa “piedra en el zapato” que molesta pero ya nos habituamos a ella formando parte de nosotros. Inclusive pasamos a auodefinirnos en base a ello: “soy asi, asi y así porque me paso esto y lo otro”.
Pero cuando llegamos a un cruce de caminos donde tenemos que decidir si queremos cambiar o seguir por el mismo sendero, no hay otra opción que liberar peso del pasado y perdonar. Sino el propio peso del pasado nos seguirá llevando en la misma dirección y las heridas seguirán abiertas.
A través de mi experiencia he visto tanto en lo personal como en lo profesional que lo más difícil no es perdonar a los demás sino a uno mismo. Recuerdo el caso de otra mujer que se culpaba porque su hijo había tenido un accidente grave, mientras ella estaba con un hombre. Habían pasado los años y la culpa y el dolor seguían allí.
En esto veo una relación adicional. La de no aprender de los errores. El no perdonarse también implica que no puedo aprender de mis errores pasados. Ellos siguen estando presentes recordándome que “no soy capaz” de mejorar, de aprender , de reparar, de ser perdonado y perdonar. Se perpetúa el dolor más allá del espacio tiempo original.
El perdón tiene una cualidad transformadora inmensa. Su poder depende de nuestra decisión de ejercerlo. Expande nuestro corazón recuperando un espacio ocupado por el dolor. El perdonar a aquel que nos ha lastimado nos libera de ese lazo, del vínculo con esa situación y esa persona. Nos devuelve el poder que esa persona o esa experiencia nos quito. YO estoy eligiendo en este momento presente perdonar y DECIDIR qué hacer con esa energía y esa experiencia. Nos abre el espacio de la ACEPTACION, de que la otra persona al igual que yo se puede equivocar, y tal vez en ese momento hizo lo mejor que supo hacer. Ayuda a lo más dificil: perdonarnos a nosotros mismos. La culpa y el castigo suelen contaminar nuestra consciencia impidiéndonos ver más allá de la situación vivida. Aceptar que somos lo mejor que podemos ser en este momento y que nuestro futuro será mejor porque así lo decidimos es un paso importante hacia nuestra libertad.
El perdón en su poder liberador nos ayuda a soltar lastre y a que ese mensaje negativo no se perpetué hacia nuestro futuro. Nos devuelve el poder, nos devuelve al presente, nos da libertad.
Inténtalo con cosas pequeñas y verás el poder. Simplemente deséalo, escríbelo, dilo en voz alta “Perdono a…por…”, “me perdono por….”
Es una forma de poner en práctica lo que se esta poniendo de moda últimamente: “la ecología interior”. Transformemos nuestro interior en un lugar limpio y libre de residuos del pasado para que haya espacio para lo nuevo.
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