Estaba el discípulo luchando por calmar su mente, intentando expulsar pensamientos: "fuera pensamientos negativos, fuera todo lo que no sea verdadero, quiero ser yo mismo!"
El maestro, siempre atento, que percibió su lucha y escucho su palabras, se acerco y le dijo: no luches por ser tu mismo, ese "tu mismo" es otro yo, cambias un yo por otro. Simplemente "se". Los yo son como piedras de un río en los cuales el agua de la conciencia se adhiere y toma forma. Suéltalos, fluye con la consciencia en el presente.
A medida que el discípulo escuchaba sus palabras sintió que "soltaba" y su mente empezó a calmarse-fluir, expandiéndose y percibiendo el instante transcendiendo la pequeña mirada del "yo" que había tenido.
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