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La hipnosis es una forma en que los mecanismos inconscientes actúan sin el bloqueo del consciente. El cerebro puede hacer cosas que nosotros no podemos hacer. Por eso la hipnosis permite que nuestro cerebro realice lo que él sí puede hacer. Con esta premisa vertebral, Rirchard Bandler, uno de los creadores de la Programación Neurolingüística (PNL), se presentó nuevamente en Barcelona, en el marco del seminario organizado por Talent Institut y PNL Life Training.
Ante  un numeroso público, muy heterogéneo (estudiantes de PNL,  profesionales, empresarios, y seguidores provenientes de distintos  países, algunos tan lejanos como Australia), Bandler habló de “Cómo  transformar mentes con historias hipnóticas”. 
A  través de su discurso colmado de referencias metafóricas y no tanto, y  haciendo gala de un humor propio que le caracteriza en sus  presentaciones, se esforzó en desmitificar el uso de la hipnosis,  citando que, a pesar de que en diversos países está restringida, sin  embargo se la utiliza masivamente. 
En  medio de continuas bromas –herramienta eficaz para relajar al publico y  así conseguir que la información llegue al inconsciente, como él mismo  lo explica– afirmó que “todos los que les dicen que ‘esto es mejor para  vosotros’, están haciendo hipnosis”, en las áreas sociales, políticas,  educativas, religiosas, etcétera.  
En  uno de los momentos iniciales de su exposición, Bandler comentó sus  inicios en la psicoterapia de la mano de la célebre terapeuta familiar  Virginia Satir y Milton Erickson, médico pionero en cambiar las técnicas  de hipnosis aplicadas a la psicoterapia. De Satir rescató la evaluación  de la estructura de las oraciones, no el contenido, mientras que de  Erickson, la misma hipnosis. 
Y  en uno de los primeros ejercicios, expuso el método de hipnosis que él  utiliza y cómo localizar una huella de memoria negativa para poder  modificarla, quitándole su energía. 
Cómo aprendemos bien a hacer las cosas mal
Para ello invitó a  subir al estrado a una persona del auditorio para trabajar sobre una  serie de pensamientos negativos recurrentes. 
La  asistente mencionó algunos pensamientos que le pasaban automáticamente  por su mente, a lo que Bandler respondió: “No creo que sea ‘algo’ que te  pasa sino que es una actividad que tú haces”. A continuación le  preguntó cuantos minutos al día estaba su mente en esos pensamientos,  para luego demostrarle cuántas horas o días al año usaba su cerebro para  producir esas “películas negativas”. Le señaló cómo su cerebro “había  aprendido “bien” a hacer las cosas “mal” y entonces pidió que le  explicara la dificultad que tenía a consecuencia de esos pensamientos y  le detallara cómo lo hacía. “¿Qué tienes que pensar para hacer las  sensaciones que no quieres? Sonidos, sensaciones, imágenes… ¿Dónde  localizas las imágenes y qué tamaño tienen?... ¿Dónde empieza tu  estrategia para llegar a ese estado?... ¿Cómo voy a saber yo que lo  estoy haciendo tan bien como tú?...”. Bandler recordó que cuanto más  sepamos “cómo” alguien piensa negativamente, se deprime, tiene fobia,  etcétera, mejor podremos conectar con dicho estado en esa persona.
Utilizando  la cuenta regresiva y el énfasis en las entonaciones y la cadencia de  la voz, fue llevando a la asistente al estado hipnótico que buscaba. Al  lograrlo, la tocó suavemente en el brazo para hacer un “anclaje”  (asociación de un estímulo corporal con un estado psico-emocional). Le  pidió que visualizara en una pantalla dichos pensamientos, y jugara con  esa pantalla encogiéndola, borrándola hasta que sintiera que se habían  debilitado o desaparecido. Luego le pidió que pensara en algo placentero  para que la mente usara ese tiempo libre de pensamientos negativos en  algo positivo, que encontrara nuevas maneras de ser feliz. “Se debe  llenar con buenos pensamientos, sentimientos placenteros, de lo  contrario la mente buscará otra cosa en qué ocuparse”, explicó Bandler. 
Por  último, trajo a la asistente al estado de vigilia y le preguntó cómo se  sentía y cómo sentía ahora dichos pensamientos, ya que siempre se debe  testear el resultado. 
Con  este ejercicio, quedó claro que el objetivo es que nuestro cerebro haga  lo que queremos, no lo que no queremos. O citando palabras de Satir,  “si tienes elecciones, elegirás lo mejor”. 
Y  como el cerebro no borra los recuerdos, la cuestión está en elegir  cuáles queremos activar. Tenemos miles de recuerdos en nuestra mente  para usar. La diferencia radica entre ser un actor pasivo ante el  cerebro o ser su director. De ahí que resulta importante ser preciso en  definir lo que queremos. Es útil imaginarnos el futuro como un camino  con bifurcación: la situación actual repetida automáticamente, por un  lado, y una nueva vida con pensamientos positivos por el otro. Esta  metáfora, que Bandler llama “puerta O” sirve para que reconozcamos que  podemos elegir. Si podemos crear alucinaciones, también podemos creer  que las borramos. Eso sí, una advertencia para tener en cuenta: el  cerebro nos premia con la serotonina (neurotransmisor que tiene efectos  antidepresivos, entre otros) cuando hacemos las cosas bien. Pero son  importantes los premios por éxito, no por repetición.
Creencias, emociones, felicidad
Si hubiera que reducir  el pensamiento de Bandler en pocas palabras, en su comprensión de la  realidad todo trata en torno de un estado mental y el sistema de  creencias. Duro a la hora de contrastar las evoluciones de otros campos  que tratan la psique humana,  el padre de la PNL advirtió que la imaginación y las creencias controlan la vida, para agregar: “La gente cambia cuando se harta del problema”. 
Al  referirse a una de las críticas que recibe en cuanto a que descarta el  trabajo sobre las emociones, expuso que su trabajo sobre la huella de  memoria implica el trabajo sobre la emoción vinculada a ella. Obviamente  su enfoque es bastante conductista, tanto en la técnica como en el  encuadre.
Para  Bandler no importa el trauma ni el contenido, sino el uso que el cerebro  hace en repetir ese recuerdo. Mediante diversas anécdotas criticó el  uso de psicofármacos para anestesiar al paciente como también las  catarsis ya que para él “basta con haber vivido las cosas una vez”. Y  como añadido, otra idea que especifica claramente: la forma en que  miramos el pasado hace que seamos como somos; si miramos recuerdos  felices crearemos un futuro feliz.
Conviene considerar que Bandler define a la PNL como una serie de herramientas para explorar las cosas que funcionan. 
Tras  aseverar que nos han enseñado que cambiar es algo, costoso, difícil y  doloroso, con horas y horas de psicoterapia, sugirió que nos  planteáramos el cambio como algo fácil y divertido. A modo de ejemplo  propuso un ejercicio para enviar recuerdos molestos al pasado lejano.  Dijo que “así como el ordenador tiene una papelera de reciclaje a la que  en un segundo enviamos lo que no sirve, de la misma forma podemos  hacerlo con los recuerdos que no nos sirven”. Trabajando con lo que la PNL  llama “la línea del tiempo”, nos pidió que buscáramos espacialmente  dónde situábamos el pasado muy lejano en nosotros, luego que enviáramos  allí los recuerdos que no necesitamos actualmente. Sin entretenernos en  recordarlos, evaluarlos, simplemente despacharlos al pasado remoto, uno a  uno, rápidamente, para no darle tiempo a la mente para que interfiriera  en el proceso.
Desde México
Durante los tres días del seminario hubo otras prácticas por parte de los asistentes. 
Gabriel  Guerrero, estrecho colaborador de Bandler en el mundo hispano,  participó desde México ya que no pudo llegar debido a la nube emitida  por el volcán islandés. Su presentación vía web también estuvo matizada  con “historias hipnóticas”, que utilizó para explicar, entre otras  cosas, cómo hipnotizar mientras comunicamos ideas empleando la expresión  gestual juntamente con la sintaxis del discurso. Al citar algunas voces  críticas a esas historias que las tildan de “intrascendentes”, aclaró  que la idea es que la mente se entretenga y divierta con dichas  historias mientras el comunicador hace la programación inconsciente con  un objetivo determinado.
Una  de las historias contadas por Guerrero fue la que utilizó para  conquistar a su actual esposa. Recreando una típica situación de  flirteo, remarcó el uso de verbos en tiempo pasado y gestos hacia el  lado izquierdo de su cuerpo (donde se sitúa el tiempo pasado a nivel  corporal) para hablar del prometido que tenía su mujer en aquel momento,  y empezó a construir un “futuro juntos” usando verbos en tiempo futuro y  gestos hacia el lado derecho de su cuerpo (donde se sitúa el tiempo  futuro a nivel corporal). Simbólicamente le transmitió: “Si no estás  segura de él, estuvo bien el pasado pero el futuro es conmigo”.
Gabriel  destacó que no es importante si las historias son ciento por ciento  reales, como tampoco su contenido, sino su estructura.

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