«El hombre no nace, y tampoco muere nunca. Puesto que existe, nunca dejará de hacerlo, porque es eterno y permanente.
»Al igual que un hombre desecha las ropas usadas y empieza a usar nuevas vestimentas, el alma desecha el cuerpo viejo y asume otro nuevo.
»Pero el alma es indestructible: las espadas no pueden tajarla, ni el fuego quemarla, el agua no la moja y el viento jamás la reseca. Está más allá de la influencia de todas estas cosas.
»Como el hombre es indestructible, él sale siempre victorioso (incluso en sus derrotas), y por eso no debe lamentarse jamás».
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