Por Aurelio Alvarez- Revista Tu Mismo
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-¿En qué te has inspirado para escribir “Licencia para vivir”, Fady?
- El libro es una especie de paraguas que pongo encima de las experiencias de mi vida y de muchos aprendizajes, a través de las carreras que he tenido. Yo nací en el Líbano, estudié arquitectura, vine a España, hice un master en dirección de empresas, fui directivo, luego empresario y llegué al mundo del coaching. Todo ello, más numerosos cursos y estudios, culminó en “Licencia para vivir”. Este libro lo escribí para mi propio aprendizaje. Recuerdo un viejo profesor de inglés que tuve en mi juventud, que en el primer día de clase nos explicó que si queríamos aprender algo había que enseñarlo.
-Y tú te has convertido en un artesano de la vida.
-Un artesano y un teórico a la vez porque las dos cosas han ido de la mano. Una fórmula que me gusta utilizar es información más experiencia es igual a conocimiento. La información es algo que puedes encontrar en todas las librerías y bibliotecas. Ahora mismo estamos inundados de información con Internet. Es decir, ya no va de un libro, sino que pulsas una tecla y tienes un tsunami de información encima. Pero si esta información no está experimentada, sentida en el cuerpo, calcada en tu vida con emociones, no se transforma en conocimiento. Seguirá siendo información, algo que vive en el éter y que no tiene nada que ver contigo.
-¿Tienes esa sensación de que, luego de mucho tiempo, ha llegado el momento de la acción? Lo digo porque a nivel histórico, y muy cercano geográficamente, una cultura, pueblos, se levantan y parecen despertar.
-Si hablamos de cambio, la acción es lo máximo de la vida. Ahora nos sorprendemos de los cambios, de repente, como si fueran una cosa inaudita, cuando es lo más normal del mundo. A nivel evolutivo la vida es cambio, sin cambio no hay evolución y sin evolución no hay vida. Por lo tanto, a nivel de cambios, creo que termina un ciclo y el cambio hace un efecto como si fuera una mancha de aceite: si tienes tres personas en una población de mil que comienzan a tomar conciencia de ciertas cosas, y esas tres despiertan a otras tres, y así sucesivamente, el fenómeno se acelera en forma increíble. Y es esto lo que percibimos: la aceleración, más que el cambio en sí mismo. Existe una aceleración de tendencias y corrientes a través de la cual está llegando más información a las personas, lo que no quiere decir que esa información se transforme ya en conocimiento y sabiduría. Porque para que haya esa transformación tienes que sentir y actuar. La fórmula es pensar + actuar = ser. En pensar incluyo el pensar mental y el pensar emocional, y en actuar, el actuar material y el actuar vibracional. Y digo ser, no tener, porque parto de la base de que para tener algo debes ser el tipo de persona que pueda manifestar este algo y luego poseerlo.
-En esa vía de pensar, sentir y actuar a menudo hay bloqueos, a los que tú propones quitar. ¿Cómo lo haces?
-Como coach he encontrado muchos casos que he querido reunir para tratarlos en un taller que hago semanalmente en empresas y con público en general, que se llama “Quita el freno de mano a tu vida” (www.quitaelfreno.com). La mayoría de personas que están muy bloqueadas sienten que van con el freno de mano puesto en sus vidas. Veamos, existen tres posibles “frenos de mano”. Las personas sólo se pueden encontrar atascadas por uno a la vez, pero la gente siente que hay muchos atascos en sus vidas. Imagina que tienes un coche de carrera en tu garaje, que no funciona. Llamas a un mecánico para que lo revise y te dice que debe reparar tres cosas: el sistema de encendido, la caja de cambios y los frenos, con un coste de 1.500 euros. Tú no los tienes y el coche se queda parado. ¿Pero estás paralizado por las tres averías a la vez? Evidentemente NO porque podrías empezar por solucionar el problema del encendido para que el coche arranque, por sólo 500 euros. Luego evitarías los chirridos de la caja de cambios, y finalmente, para salir a la carretera, compondrías los frenos. Quiero decir, acumulamos los problemas y vemos las cosas como inamovibles, cuando no lo son.
- Entiendo que tú hablas también sobre el proceso de la manifestación de realidades en función de nuestros estados interiores. ¿Cómo se produce?
-A través de tus sentidos llegan numerosos impulsos al cerebro. Según los neurólogos, una de las funciones principales de la mente es filtrar y coger únicamente lo que es interesante para ti en este momento. Un ejemplo: cuando vas a comprar un coche determinado, empiezas a ver ese modelo por todos lados, o una mujer se embaraza y descubre a otras mujeres que también están embarazadas. Esto quiere decir que nuestra realidad interior nada tiene que ver con la verdad sino que es una representación “filtrada”, de acuerdo con las creencias que se tengan. Luego, a esta representación de la situación cada persona le da un determinado sentido y se producen estados (emociones) diferentes, que a su vez causan comportamientos y resultados. La acumulación de estos resultados se denomina destino.
-¿A qué nivel te relacionas con quien llega a una consulta de coaching: sus creencias, su cuerpo, su mente?
-Cualquier emoción que reproducimos nosotros se basa en tres cosas: en lo que estamos enfocando en este momento, en la historia que nos estamos contando y en la fisiología que estamos adoptando. Basta mirar a una persona deprimida para ver cómo se expresa fisiológicamente. Se han hecho estudios para saber si la gente se ríe porque está feliz o está feliz porque se ríe, si se enamora porque mira fijamente a otra persona o si mirando fijamente se enamora (atracción). Todas son puertas de entrada hacia donde podemos trabajar con las personas.
-El miedo es un autorregulador del comportamiento, y eso está muy estudiado también. Lo vemos en acción ahora mismo, con tantos cambios.
-Para mí, el miedo tiene el mismo ADN que el amor, porque ¿quiénes tienen miedo de verdad sino aquellos que aman? Esto es muy importante reconocerlo porque ahora parece que hemos satanizado al miedo como si fuera algo realmente malo. ¿Pero qué pasaría si no tuviéramos miedo en absoluto? Sería peligroso hasta cruzar la calle.
-Pero hablamos de miedos y miedos. Unos son aquellos referidos al instinto de supervivencia y otros que heredamos con la cultura, en casa, la escuela, socialmente.
-He acuñado un acrónimo sobre la palabra m-i-e-d-o: “manipulado por ideas y expectativas dudosas y obsesivas” para recordar que eso es el miedo. El antídoto del miedo no es el valor. Si el miedo tiene el mismo ADN que el amor, su tratamiento local podría ser el valor, pero su tratamiento en profundidad es la compasión. Es un modo diferente de enfocar el miedo. Ya no lo miramos como algo a combatir. A nivel de síntomas, el miedo tiene los mismos que la excitación: temblor corporal, en los labios, las manos, todo el cuerpo vibra de una cierta forma. Si tratamos el miedo desde el punto de vista compasivo, podemos transformarlo suavemente. Un ejemplo: tienes miedo de cambiar de trabajo, ¿lo tienes realmente o es una etiqueta que le pones a la excitación que te provoca el cambiar de trabajo? Si observas esta emoción a nivel de tu cuerpo, verás que sólo has cambiado una etiqueta.
-¿Es el comienzo del empoderamiento, el desarrollo de la confianza en las propias capacidades?
-Absolutamente. Es una gran parte del poder personal, el saber controlar estas sensaciones de miedo, entenderlas en profundidad, y no sólo el miedo sino las emociones y el modo de enfocar la vida. El poder personal es una vibración, una energía, la energía que ponemos en el mundo para conseguir algo en esta vida. Nuestras emociones son la calidad de esta energía.
-¿Cuáles son las claves para dar sentido a la vida?
-La primera es el lenguaje. Cómo expresas y describes las cosas. Una de mis máximas que trato en mis cursos dice que la calidad de tu vida depende de la calidad de tus preguntas. Si ante una situación te preguntas “¿por qué me ha tocado a mí?”, a partir de allí, según tus creencias, valores y referencias, produces unas emociones, decisiones, actos y resultados determinados que te posicionan como víctima de la situación. O bien, si te preguntas “¿qué parte de esto puedo controlar y qué puedo hacer?”, cambian completamente el enfoque y el sentido que le das a la situación, experimentas otro tipo de emociones en tu cuerpo, y tus decisiones y actos alcanzan otros resultados.
Aquí he descrito todo el circuito: empezamos por las palabras, que crean un cierto enfoque, que filtras a través de lo que yo denomino Máquina de Crear Sentido© (creencias, valores, referencias, etcétera), produces una emoción con la que tomas una decisión y actúas. Tu comportamiento origina resultados y éstos acaban siendo tu destino y tu vida.
-Sé que hay una palabra que borrarías del vocabulario de los españoles: curro. ¿Por qué?
-Detesto esta palabra, es degradante para quien la utiliza. Un trabajador no debe ser considerado ni mucho menos considerarse a sí mismo un currante. Tu trabajo es la canción de tu alma, la expresión de tu energía en el mundo, de tu propia existencia, y la calidad de la energía que aportas al mundo. Una persona que piensa en el trabajo de esta forma tiene automáticamente una misión y piensa desde la contribución a los demás, es alguien que está aportando algo, independientemente de que cobre un sueldo o sea un empresario.
-Barrendero, panadero o profesional.
-¿Hay un trabajo más importante que el de un basurero? Quien se ocupa de este trabajo y piensa que contribuye al bienestar de los demás es probablemente mil veces más importante que aquel que “va a un curro”, sea cual sea, cirujano, funcionario, abogado, todo depende del grado de conciencia acerca de lo que está haciendo. Muchas veces la felicidad emana desde aquí. Porque lo que cambia es la etiqueta, el sentido de lo que le estamos dando a la situación que se vive. Puedes decidir que tienes un curro, y por lo tanto eres un currante, un don nadie, o tienes una misión y por lo tanto eres un dios. Lo único que cambia es tu enfoque, tu percepción, de cómo ves las cosas. Parece sencillo, pero no es fácil hacerlo.
-¿Qué te queda en el tintero, después de tanto aprendizaje y experiencias?
-Seguir creciendo y continuar encontrando, con mi máquina de crear sentido©, los sentidos correctos, aquellos que me hacen sentir bien, que acrecentan mi nivel de energía y de vibraciones; obtener una vibración de calidad superior con la que contribuir positivamente a la vida de los demás. Estoy en el camino, como todos.
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