26 de marzo de 2009

"El corazón envejece cuando nadie solicita tu atención"

Marie de Hennezel, psicóloga y psicoterapeuta
"El corazón envejece cuando nadie solicita tu atención"
IMA SANCHÍS  - 26/03/2009


Miedo al futuro

Conoce los miedos de sus pacientes y los propios ante la vejez. Para esa numerosa generación, hijos del baby boom,que ha pasado la barrera de los 60 ha escrito La suerte de envejecer bien (Plataforma), más de 100.000 ejemplares vendidos en Francia, donde hace frente al abismo de la cuarta y la quinta edad, cuando la movilidad queda muy reducida, y proporciona claves para vivir mejor la dependencia sin dejar de advertir que esa posibilidad está en el futuro de todos y de que ya va siendo hora de que dignifiquemos la vejez. "En hebreo, la misma palabra sirve para designar felicidad y vejez.Debería ser el tiempo en el que cultivar más nuestra alma y dar nuestra sabiduría a quienes nos siguen".




Tengo 62 años. Nací en Lyon y vivo en París. Casada por segunda vez, tengo 2 hijos y 6 nietos. Estoy semirretirada, escribo y doy seminarios sobre cómo envejecer bien. Soy experta en cuidados de enfermos terminales. Creo en Dios, pero prefiero la espiritualidad al dogma

A algunos de mis pacientes se les despertó el miedo a la vejez cuando alguien les cedió el asiento en el metro.

En su caso, ¿cómo fue?

Yo me di cuenta de que era mayor cuando tuve miedo de subirme a una escalera para limpiar la chimenea de casa.

Así, de sopetón.

Sí, ocurre repentinamente, como la primera arruga, pero los 60 es la edad simbólica, cuando te dan el carnet sénior y te jubilan.

Europa está llena de séniors.

Somos la generación del baby boom,vamos a vivir muchos años y nos da mucho miedo envejecer, pero hay dos maneras de hacerlo: como un descubrimiento y un crecimiento, o como un naufragio.

Cuestión de carácter.

Las personas optimistas se adaptan a los cambios y han aprendido a ocuparse de los demás. Las que lo llevan mal suelen ser personas muy narcisistas que no han resuelto sus problemas emocionales y no tienen confianza en sí mismas ni en la vida.

¿Y dice usted que se puede aprender a envejecer con soltura?

Sí, y la edad idónea son los 60, cuando somos absolutamente conscientes de lo que está en juego. Después, a los 70 u 80 años, es difícil cambiar, y ante la vejez hay malas y buenas actitudes.

Hábleme de ellas.

Las personas que envejecen bien están en paz con su pasado, han trabajado los remordimientos, los reproches y las frustraciones. La ligereza de espíritu es condición para envejecer bien.

Si estás ocupado con algo que te interesa, el pasado pierde peso.

Sí, es muy importante estar activo, pero hoy en día después de la tercera edad, que termina a los 75 años, viene la cuarta y la quinta (a partir de los 90 años), donde la vida interior es sumamente importante porque probablemente ya seremos dependientes y nuestro espacio puede ser muy reducido. Hay que estar preparado para aceptarlo.

¡Qué miedo!

Esta sociedad no es para viejos, la gente llega a la vejez muy sola. Todos nuestros valores tienen que ver con ser joven. Por eso, cambiar la mirada de la sociedad sobre la vejez es un desafío y una responsabilidad para mi generación, porque hasta nuestros hijos temen nuestra vejez. No debemos convertirnos en una carga para ellos.

Ser dependiente no depende de uno.

En parte. Si nos cuidamos psíquica (dando más importancia a la vida interior) y físicamente (comer bien, no fumar, hacer ejercicio), estaremos mejor. Y, aun siendo dependientes, podemos desarrollar cualidades interiores que nos ayuden a vivir mejor.

... Y eso hay que hacerlo a los 60.

Sí, debemos aprender a estar bien con nosotros mismos y cultivar placeres como el de la contemplación de la naturaleza o la música, de manera que si llega la dependencia o la silla de ruedas tengamos recursos. Si uno aprende a recibir de los otros, el día que esté enfermo vivirá mejor esa situación, sabrá abandonarse a los otros.

¿Usted prepara a la gente para eso?

Sí, la entreno en la meditación y en el placer de permanecer sin hacer nada y hablamos. Hay muchas cosas que uno debe trabajar a los 60 para saborear más tarde la vida.

¿Cuáles son los testimonios de ancianos que más le han conmovido?

Los que tienen el sentimiento de que es una suerte envejecer porque hay mucha gente que muere joven; los que saben que el corazón no envejece.

El corazón se endurece.

Cierto, pero la facultad de desear y de amar es lo que nos hace avanzar. He visto a mucha gente en los asilos replegada en sí misma, pero he visto también cómo las atenciones y las caricias diarias de una enfermera han devuelto la alegría de vivir a alguna de esas personas. El corazón humano nunca pierde la esperanza de amar y de ser feliz.

Sigue siendo triste.

Lo que esto pone en evidencia es la responsabilidad que tenemos los unos hacia los otros, porque el corazón envejece cuando nadie solicita tu atención, tu ternura.

Sin afecto, es difícil disfrutar de nada.
Sin afecto, morimos; pero hay que saber que si damos esperando recibir, no recibiremos nada. Las personas resplandecientes que he encontrado tienen una mirada sobre lo que las rodea benévola, y estas personas atraen a los otros. Los 60 años es una ocasión para reflexionar en profundidad sobre el amor.

¿Cómo prepararse para la muerte?

En todas las tradiciones, contemplar tu muerte te hace más justo y ecuánime. Los indios americanos representan la muerte como un pájaro que llevamos sobre nuestro hombro. Todas las mañanas el pájaro nos pregunta: "¿Y si fuera hoy?"... Prepararse para morir es estar lo mejor posible en tu vida.

Aceptada la vejez, ¿cuál es el temor?

Envejecer en una residencia, porque son instituciones que no tienen ningún respeto por el ritmo de cada persona. Hay que levantarse, comer, cenar y dormir a la misma hora. De repente, tras haber dormido toda tu vida en una cama grande, te meten en una camita de niño: sólo eso ya es una violencia.

Hay que cambiar las estructuras.

Muchos grupos de amigos en Francia montan una comunidad, viven juntos pero no revueltos, establecen sus normas y se comprometen a que si uno cae enfermo, se vuelve dependiente o demente, el resto lo cuidará.

25 de marzo de 2009

Hira Ratan Manek: "Yo no como: me alimento del sol"

LA ENTREVISTA CON HIRA RATAN MANEK, PRACTICANTE DEL CULTO AL SOL

Hira Ratan Manek: "Yo no como: me alimento del sol"

Afirma que el sol es la energía más poderosa. Tanto, que para vivir no le hace falta comer.

GASPAR HERNÀNDEZ

--¿Es cierto que usted no come?
--Muy raramente tomo comida sólida. Muy de vez en cuando, para no herir los sentimientos religiosos cuando visito un templo, tomo ofrendas conocidas con el nombre de prasad. Pero no, no como.

--¿Y?
--Solamente bebo líquidos, especialmente agua y té, y a veces café.

--Y está vivo.
--Y voy a su país el mes que viene. He demostrado ante varios equipos científicos que puedo sobrevivir solo a base de agua. Me estudiaron en varias ocasiones, por periodos de 130, 211 y 411 días. Los informes médicos están en mi web (www.solarhealing.com). Mi contribución a la humanidad es la de dar a conocer la ciencia de vivir de la luz solar. No como: me alimento del sol. Es una técnica milenaria, que en la antigüedad se conocía en todo el mundo, incluso en Europa. Las religiones establecidas erradicaron el culto al sol.

--¿Se trata de mirar al sol?
--Sí. Mirar al sol durante la franja de tiempo que yo llamo segura es sencillo y los resultados son fantásticos. Se obtiene una salud perfecta para mente, cuerpo y espíritu. Se experimenta un incremento de la memoria y la inteligencia. El proceso de envejecimiento se hace más lento.

--Mirar al sol: ¡qué peligro!
--No es peligroso. Los primeros rayos de sol de la mañana y los últimos rayos de la tarde son más beneficiosos que la televisión y los ordenadores. La franja segura no es peligrosa. Los ojos necesitan una buena luz para estar sanos. Nadie ha dañado sus ojos por mirar al sol en la franja de tiempo segura y durante unos segundos; en cambio, salirse de esta franja sí que puede ser peligroso.

--¿Y el cáncer de piel? ¿Y las lesiones en los ojos?
--Existen cada vez más libros y estudios escritos por médicos que hablan de curaciones debidas a los rayos solares. Puede consultar mi página web.

--No creo que haya muchos médicos ni oculistas que estén de acuerdo con usted.
--Se equivoca. Hoy en día ya hay muchos oftalmólogos que creen en los beneficios del sungazing. En Atlanta, decenas de oftalmólogos pudieron estudiar los ojos de numerosas personas que practicaron sungazing y comprobaron que en ningún caso la práctica causó daño alguno. Poco a poco empieza a verse un cambio en las creencias de los oftalmólogos. ¡No se trata de mirar el sol a las doce del mediodía!

--¿De qué se trata?
--Daré cursos y charlas en Catalunya para explicar la técnica. Pero, para resumirla, le diré que se trata de mirar el sol durante una hora segura, solo 10 segundos. Y después, se trata de añadir 10 segundos por día. Solamente pocos segundos. El sol no es fast food. Cuando el sol es suave, cuando nos llegan menos rayos ultravioleta, entonces constituye una poderosa medicina. Es una energía inofensiva, y carece de efectos secundarios.

--¿Y por qué no hablamos de ello?
--Todo el mundo sabe que el sol tiene poder curativo, pero hoy en día este conocimiento queda ocultado por la industria médica y farmacéutica. La ciencia misma afirma que la vida no es posible sin el sol, pero, aun así, los expertos nos mantienen alejados del sol y no hacen más que hablar de sus peligros.

--¿Es usted feliz?
--Sí, me considero una persona feliz. El sol trae felicidad a nuestras vidas presentes en todos los sentidos. Las personas podemos liberarnos de las enfermedades, y también la muerte es más feliz.

--¿?
--La muerte, y la vida después de la muerte.

--¿Por qué dejó de ser ejecutivo?
--Para dedicarme al servicio de la humanidad. Me interesa el bienestar de la humanidad.

--¿Cuándo empezó a darse cuenta del poder del sol?
--Me habló de ello la Madre Mira del Aurobindo Ashram, en Pondicherry, cuando yo tenía 25 años. Seguidamente empecé a investigar sobre el tema. Después de 30 años de investigación y búsqueda, a partir del año 1992 empecé a experimentarlo en mí mismo. Me tomó tres años poder recoger los frutos de mi búsqueda, y luego expuse mi éxito ante los expertos médicos. Desde entonces ofrezco mi cuerpo a la ciencia, para que sea estudiado.

--Usted que tiene práctica, ¿cuánto rato mira al sol?
--La práctica que enseño se realiza solamente durante un período de 270 días, de forma regular o irregular. Una vez que el cuerpo se haya convertido en un chip solar, entonces no es necesario seguir con el sungazing. No es una práctica que tenga que realizarse durante toda la vida. Si usted practica el sungazing durante 270 días (lo que equivale a un total de 111 horas), ya habrá completado la práctica.