26 de mayo de 2011

EL VIDEO QUE NO QUIEREN QUE MIREMOS !!!

Licencia para vivir - Entrevista a Fady Bujana


Por Aurelio Alvarez- Revista Tu Mismo 
http://www.tu-mismo.es/

-¿En qué te has inspirado para escribir “Licencia para vivir”, Fady?
- El libro es una especie de paraguas que pongo encima de las experiencias de mi vida y de muchos aprendizajes, a través de las carreras que he tenido. Yo nací en el Líbano, estudié arquitectura, vine a España, hice un master en dirección de empresas, fui directivo, luego empresario y llegué al mundo del coaching. Todo ello, más numerosos cursos y estudios,  culminó en “Licencia para vivir”. Este libro lo escribí para mi propio aprendizaje. Recuerdo un viejo profesor de inglés que tuve en mi juventud, que en el primer día de clase nos explicó que si queríamos aprender algo había que enseñarlo.

-Y tú te has convertido en un artesano de la vida.
-Un artesano y un teórico a la vez porque las dos cosas han ido de la mano. Una fórmula que me gusta utilizar es información más experiencia es igual a conocimiento. La información es algo que puedes encontrar en todas las librerías y bibliotecas. Ahora mismo estamos inundados de información con Internet. Es decir, ya no va de un libro, sino que pulsas una tecla y tienes un tsunami de información encima. Pero si esta información no está experimentada, sentida en el cuerpo, calcada en tu vida con emociones, no se transforma en conocimiento. Seguirá siendo información, algo que vive en el éter y que no tiene nada que ver contigo.

-¿Tienes esa sensación de que, luego de mucho tiempo, ha llegado el momento de la acción? Lo digo porque a nivel histórico, y muy cercano geográficamente, una cultura, pueblos, se levantan y parecen despertar.
-Si hablamos de cambio, la acción es lo máximo de la vida. Ahora nos sorprendemos de los cambios, de repente, como si fueran una cosa inaudita, cuando es lo más normal del mundo. A nivel evolutivo la vida es cambio, sin cambio no hay evolución y sin evolución no hay vida. Por lo tanto, a nivel de cambios, creo que termina un ciclo y el cambio hace un efecto como si fuera una mancha de aceite: si tienes tres personas en una población de mil que comienzan a tomar conciencia de ciertas cosas, y esas tres despiertan a otras tres, y así sucesivamente, el fenómeno se acelera en forma increíble. Y es esto lo que percibimos: la aceleración, más que el cambio en sí mismo. Existe una aceleración de tendencias y corrientes a través de la cual está llegando más información a las personas, lo que no quiere decir que esa información se transforme ya en conocimiento y sabiduría. Porque para que haya esa transformación tienes que sentir y actuar. La fórmula es pensar + actuar = ser. En pensar incluyo el pensar mental y el pensar emocional, y en actuar, el actuar material y el actuar vibracional. Y digo ser, no tener, porque parto de la base de que para tener algo debes ser el tipo de persona que pueda manifestar este algo y luego poseerlo.

-En esa vía de pensar, sentir y actuar a menudo hay bloqueos, a los que tú propones quitar. ¿Cómo lo haces?
-Como coach he encontrado muchos casos que he querido reunir para tratarlos en un taller que hago semanalmente en empresas y con público en general, que se llama “Quita el freno de mano a tu vida” (www.quitaelfreno.com). La mayoría de personas que están muy bloqueadas sienten que van con el freno de mano puesto en sus vidas. Veamos, existen tres posibles “frenos de mano”. Las personas sólo se pueden encontrar atascadas por uno a la vez, pero la gente siente que hay muchos atascos en sus vidas. Imagina que tienes un coche de carrera en tu garaje, que no funciona. Llamas a un mecánico para que lo revise y te dice que debe reparar tres cosas: el sistema de encendido, la caja de cambios y los frenos, con un coste de 1.500 euros. Tú no los tienes y el coche se queda parado. ¿Pero estás paralizado por las tres averías a la vez? Evidentemente NO porque podrías empezar por solucionar el problema del encendido para que el coche arranque, por sólo 500 euros. Luego evitarías los chirridos de la caja de cambios, y finalmente, para salir a la carretera, compondrías los frenos. Quiero decir, acumulamos los problemas y vemos las cosas como inamovibles, cuando no lo son.

- Entiendo que tú hablas también sobre el proceso de la manifestación de realidades en función de nuestros estados interiores. ¿Cómo se produce?
-A través de tus sentidos llegan numerosos impulsos al cerebro. Según los neurólogos, una de las funciones principales de la mente es filtrar y coger únicamente lo que es interesante para ti en este momento. Un ejemplo: cuando vas a comprar un coche determinado, empiezas a ver ese modelo por todos lados, o una mujer se embaraza y descubre a otras mujeres que también están embarazadas. Esto quiere decir que nuestra realidad interior nada tiene que ver con la verdad sino que es una representación “filtrada”, de acuerdo con las creencias que se tengan. Luego, a esta representación de la situación cada persona le da un determinado sentido y se producen estados (emociones) diferentes, que a su vez causan comportamientos y resultados. La acumulación de estos resultados se denomina destino.

-¿A qué nivel te relacionas con quien llega a una consulta de coaching: sus creencias, su cuerpo, su mente?
-Cualquier emoción que reproducimos nosotros se basa en tres cosas: en lo que estamos enfocando en este momento, en la historia que nos estamos contando y en la fisiología que estamos adoptando. Basta mirar a una persona deprimida para ver cómo se expresa fisiológicamente. Se han hecho estudios para saber si la gente se ríe porque está feliz o está feliz porque se ríe, si se enamora porque mira fijamente a otra persona o si mirando fijamente se enamora (atracción). Todas son puertas de entrada hacia donde podemos trabajar con las personas.

-El miedo es un autorregulador del comportamiento, y eso está muy estudiado también. Lo vemos en acción ahora mismo, con tantos cambios.
-Para mí, el miedo tiene el mismo ADN que el amor, porque ¿quiénes tienen miedo de verdad sino aquellos que aman? Esto es muy importante reconocerlo porque ahora parece que hemos satanizado al miedo como si fuera algo realmente malo. ¿Pero qué pasaría si no tuviéramos miedo en absoluto? Sería peligroso hasta cruzar la calle.

-Pero hablamos de miedos y miedos. Unos son aquellos referidos al instinto de supervivencia y otros que heredamos con la cultura, en casa, la escuela, socialmente.
-He acuñado un acrónimo sobre la palabra m-i-e-d-o: “manipulado por ideas y expectativas dudosas y obsesivas” para recordar que eso es el miedo. El antídoto del miedo no es el valor. Si el miedo tiene el mismo ADN que el amor, su tratamiento local podría ser el valor, pero su tratamiento en profundidad es la compasión. Es un modo diferente de enfocar el miedo. Ya no lo miramos como algo a combatir. A nivel de síntomas, el miedo tiene los mismos que la excitación: temblor corporal, en los labios, las manos, todo el cuerpo vibra de una cierta forma. Si tratamos el miedo desde el punto de vista compasivo, podemos transformarlo suavemente. Un ejemplo: tienes miedo de cambiar de trabajo, ¿lo tienes realmente o es una etiqueta que le pones a la excitación que te provoca el cambiar de trabajo? Si observas esta emoción a nivel de tu cuerpo, verás que sólo has cambiado una etiqueta.

-¿Es el comienzo del empoderamiento, el desarrollo de la confianza en las propias capacidades?
-Absolutamente. Es una gran parte del poder personal, el saber controlar estas sensaciones de miedo, entenderlas en profundidad, y no sólo el miedo sino las emociones y el modo de enfocar la vida. El poder personal es una vibración, una energía, la energía que ponemos en el mundo para conseguir algo en esta vida. Nuestras emociones son la calidad de esta energía.



-¿Cuáles son las claves para dar sentido a la vida?
-La primera es el lenguaje. Cómo expresas y describes las cosas. Una de mis máximas que trato en mis cursos dice que la calidad de tu vida depende de la calidad de tus preguntas. Si ante una situación te preguntas “¿por qué me ha tocado a mí?”, a partir de allí, según tus creencias, valores y referencias, produces unas emociones, decisiones, actos y resultados determinados que te posicionan como víctima de la situación. O bien, si te preguntas “¿qué parte de esto puedo controlar y qué puedo hacer?”, cambian completamente el enfoque y el sentido que le das a la situación, experimentas otro tipo de emociones en tu cuerpo, y tus decisiones y actos alcanzan otros resultados.
Aquí he descrito todo el circuito: empezamos por las palabras, que crean un cierto enfoque, que filtras a través de lo que yo denomino Máquina de Crear Sentido© (creencias, valores, referencias, etcétera), produces una emoción con la que tomas una decisión y actúas. Tu comportamiento origina resultados y éstos acaban siendo tu destino y tu vida.

-Sé que hay una palabra que borrarías del vocabulario de los españoles: curro. ¿Por qué?
-Detesto esta palabra, es degradante para quien la utiliza. Un trabajador no debe ser considerado ni mucho menos considerarse a sí mismo un currante. Tu trabajo es la canción de tu alma, la expresión de tu energía en el mundo, de tu propia existencia, y la calidad de la energía que aportas al mundo. Una persona que piensa en el trabajo de esta forma tiene automáticamente una misión y piensa desde la contribución a los demás, es alguien que está aportando algo, independientemente de que cobre un sueldo o sea un empresario.

-Barrendero, panadero o profesional.
-¿Hay un trabajo más importante que el de un basurero? Quien se ocupa de este trabajo y piensa que contribuye al bienestar de los demás es probablemente mil veces más importante que aquel que “va a un curro”, sea cual sea, cirujano, funcionario, abogado, todo depende del grado de conciencia acerca de lo que está haciendo. Muchas veces la felicidad emana desde aquí. Porque lo que cambia es la etiqueta, el sentido de lo que le estamos dando a la situación que se vive. Puedes decidir que tienes un curro, y por lo tanto eres un currante, un don nadie, o tienes una misión y por lo tanto eres un dios. Lo único que cambia es tu enfoque, tu percepción, de cómo ves las cosas. Parece sencillo, pero no es fácil hacerlo.

-¿Qué te queda en el tintero, después de tanto aprendizaje y experiencias?
-Seguir creciendo y continuar encontrando, con mi máquina de crear sentido©, los sentidos correctos, aquellos que me hacen sentir bien, que acrecentan mi nivel de energía y de vibraciones; obtener una vibración de calidad superior con la que contribuir positivamente a la vida de los demás. Estoy en el camino, como todos. 

25 de mayo de 2011

Historia Sin Fin 1984

Lobo: Los hombres están perdiendo sus esperanzas y olvidando sus sueños, por eso la Nada se vuelve más fuerte.
Niño: ¿Qué es la Nada?
Lobo: Ell vacío que queda,como una desolación que destruye a este mundo...Porque el humano sin esperanzas es fácil de controlar...
Niño: ¿Mis deseos se cumplirán?
Emperatriz: Todos los que pidas y mientras más desees, Fantasía se volverá más hermosa...inténtalo
Historia Sin Fin 1984

21 de mayo de 2011

"Una mentira no se vuelve verdad porque todos la crean"

Richard Mason, escribió un superventas a los 19 años y publica 'Una habitación iluminada'
Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet


Tengo 33 años, pero triunfé a los 19, así que ya he cometido las idioteces de la fama. Aunque tengo pasaporte sudafricano, en la escuela antiapartheid de mi madre aprendí que la humanidad es la única nación que no te empequeñece. Hay que hacer política: o la haces o te la hacen .

'Bipolar 2'
“Mi diagnóstico es bipolar 2: para mí no es una enfermedad, es un modo de ser que me permite vivir con una intensidad que muchos no conocerán: uno de mis escolares saca matrícula y me da un subidón; un minuto después mi editor polaco pospone mi libro... Y me hundo. Le dije al psiquiatra que quería suicidarme y respondió: “Lógico, cualquiera que sintiera lo que usted querría matarse, pero aprenderá a controlarse”. Así descubrí un pensamiento poderoso: la libertad. Si tengo esta vida –pienso–, es porque la he elegido; podría ser contable de 8 a 3, pero decidí ser escritor. Cuando estoy mal, recuerdo que me lo he buscado y saboreo la libertad de equivocarme y poder acertar la próxima vez.

La vida es un caos, por eso tendemos a crear una burbuja a nuestro alrededor para dar sentido a las cosas: yo vivía en mi burbuja en Sudáfrica... cuando era niño.

¿Cómo era su burbuja?
 Estaba en la África árida, pero en mi burbuja estaban los paisajes verdes y brumosos de la campiña inglesa y en mi colegio colonial hablábamos con el acento de la reina.

¿Y en sus horas de recreo?
Leíamos a Enid Blyton y jugábamos a rugby y a cricket... mientras ardía Soweto.

¿Salió de su burbuja entonces?
 Gracias a mis padres, que vivían en el mundo, y eran activistas antiapartheid. Cuando estallaron los disturbios, las madres del Soweto arrasado por la violencia o iban a trabajar y abandonaban a sus hijos o se quedaban a protegerlos y perdían el empleo.

¿Qué hicieron sus padres?
Abrieron una escuela ilegal multirracial en casa para cuidar a esos niños mientras sus madres iban a trabajar. Pero la Special Branch (policía secreta) se presentó y un policía afrikáner gigantesco conminó a mi madre a echar a todos los niños negros...

¡Qué miedo tenían a la educación!
 Mi madre se encaró con el policía y le preguntó si el abecedario le parecía peligroso...

Buena pregunta.
 Como mis padres eran conocidos internacionalmente, el régimen no se atrevía a detenerlos, pero los vigilaba. Mi madre a veces perdía los nervios y echaba unas broncas tremendas a los secretas que nos seguían.

Veo que salió usted de la burbuja.
Mis amiguitos se horrorizaban porque yo era antiapartheid, pero mis padres me enseñaron que una mentira no se vuelve verdad porque todos la crean: pensar como todos es más cómodo, pero no más acertado.

Demócrata es lo opuesto a borrego.
No es adoptar las ideas de la mayoría, sino que todos respeten las de todos. Me peleé con mis amiguitos hasta que fuimos a Inglaterra y yo a Eton, Oxford...

Tiene acento oxbridge impecable.
 Hablo como un inglés, pero en aquella escuela prohibida de mamá ya había descubierto que la única nación que no te empequeñece es la de todos los seres humanos.

¿Qué le enseñó Inglaterra?
 Que mi burbuja existía: iglesias milenarias de baldosas borradas por millones de pasos.

El peso de la historia.
 Lo noté. Una conversación no es igual a la luz de candelabros forjados hace cinco siglos: ¿qué amores, locuras, pasiones, asesinatos habrán alumbrado...? El historiador puede averiguar y contar la historia, pero sólo el novelista logra que el lector viva vidas pasadas como si fueran la suya propia.

Usted escribió un superventas a los 19.
En Sudáfrica, cuando nos juntamos dos, contamos historias en cuatro lenguas, y si somos veinte, las historias brotan con una fuerza que las hace sonar como nuevas. Yo hago lo mismo: no escribo novelas, esculpo mis historias siempre a mano.

¿Encajó bien el éxito antes de los 20?
 Los adolescentes sueñan en la última fila de la clase con ser el número uno: yo también soñaba con ser famoso y firmar libros... Pero a mí me sucedió. ¡Lo hice!

¿Y...?
 La fama es como el azúcar, la primera cucharada sabe a gloria y sigues tomando para lograr repetirla hasta que la décima te hace vomitar. The drowning people fue traducido a 20 idiomas y vendí tres millones de libros. No gané tanto dinero como soñaba, pero sí mucho más del que necesitaba...

Pocas necesidades son necesarias.
 Yo hice el idiota hasta que recordé la escuela de mi madre y decidí enviar a cuatro niños sudafricanos a un buen colegio. El apartheid legal ha acabado, pero los niños negros aún no pueden ir a los buenos colegios blancos.

Fue una gran idea.
 Con lo que cuesta un súeter de cachemir –uno bueno– pagas un año de colegio a un niño. Nuestra cultura se empeña en convencerte de que cuantos más suéteres y más caros tengas, mejor te vas a sentir, pero ser niño prodigio famoso me sirvió para descubrir aún joven que eso es falso.

Hoteles exclusivos, gente guapa...
 Lo mejor es que todos te escuchan como si tuvieras algo que decir, aunque sólo sueltes chorradas. Fui portada del Vanity Fair un mes, pero duró mucho más –aún dura– la alegría de graduar a mis escolares. Si pones tu fama a trabajar para los demás, la energía permanece, pero si la dejas en puro ego... Se disuelve como el azúcar.

...
 Por eso transformé esa energía en la Fundación Kay Mason, el nombre de mi hermana, que se suicidó joven.

A usted ahora le veo entusiasta.
 Es que el jueves dormí todo el día... Estaba demasiado subido...

¿...?
 Evito las depresiones de mi ciclo controlando la euforia de los subidones y no sólo la depresión de las bajadas.

Buena táctica.
Ya sabrá que tengo un desorden bipolar, el diagnóstico exacto es bipolar 2.

Lo siento.
No lo sienta. Yo lo siento, pero no lo sufro. No lo considero una enfermedad ni un trastorno, sino simplemente un modo de ser, una parte de mi personalidad. Y me permite vivir con una intensidad que otras personas jamás experimentarán.

14 de mayo de 2011

Bodhisattva en el Metro





A veces cambiar el mundo que nos rodea es mas simple de lo que creemos...

"Sonreír es la mejor manera de estar en el mundo" Jesús Martínez Bueno




Jesús Martínez Bueno, marino mercante, abogado y monje zen
Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet

Tengo 88 años. Engendrado en Murcia y crecido en Barcelona.Capitán de la Marina Mercante, licenciado en Derecho y criminólogo. Casado desde hace 60 años, dos hijos y seis nietos. Soy ciudadano del mundo y esa es mi política; y budista zen, intento ser feliz en esta tierra.



11/05/2011 - 23:48

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Maestro de felicidad
En la casa de los Martínez hay estatuas de Buda y también cristos y santos que conviven en armonía, como el monje zen y su católica esposa. Hace 30 años el maestro Deshimaru inauguró el Dojo Nalanda, en la calle Montcada, y ordenó a Jesús monje responsable del centro donde se imparte budismo Soto Zen. Cuando este capitán de la Marina Mercante decidió fondear, hubo de buscarse una nueva profesión, y mientras trabajaba de administrativo se licenció en Derecho, profesión de la que ha vivido hasta jubilarse. Pero pasados los 50, descubrió su particular camino a la felicidad (fundó la Unión Budista de Europa y hoy es su patrón). Su paz, humor y humildad convierten al hombre en maestro.
¿Por qué marino?
 Porque cuando estalló la Guerra Civil tenía 14 años, y si me movilizaban prefería el mar.

Pero no le movilizaron.
No, pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial estaba embarcado en uno de los dos únicos navíos que hacían la línea de Filadelfia a Sevilla. Por suerte, me tocó el que no fue torpedeado.

Quince años navegando.
El mar te da un sentimiento de unidad. Allí entendí lo que es ser ciudadano del mundo. El mar da mucho; y sustos también: el periscopio de los alemanes, las minas, los tornados... Mi vida ha peligrado muchas veces.

¿Y?
La muerte existe, pero uno se olvida de que se tiene que morir y permite que la vida le angustie. Buda le dijo a los Kalamas: No creáis a nadie; escuchad, y si lo que dicen está de acuerdo con vuestra razón y creéis que puede ser útil a vosotros y a todos los seres vivientes, aceptadlo; si no es así, rechazadlo.

¿Qué tiene que ver eso con la muerte?
La muerte no se conoce y es mejor no especular. Hay que tener la aspiración de saber y la humildad de reconocer que no sabes.

Ya.
En el mar también aprendí la tristeza de las despedidas y las alegrías del retorno. Es posible que le deba a esa sana distancia mis 60 años de matrimonio.

Pero se cansó de la distancia.
Decidí estudiar Derecho. Cuando empecé a ejercer vi que todos querían tener la razón y comprendí que tenía que ser muy honesto.

¿Ha rechazado casos?
El de los culpables. Fui tan purista que no tengo ni coche, vivo con poco.

¿Usted era católico?
Sí, y no digo que no lo sea, no me preocupa, pero los dogmas no me entran en la cabeza.

¿Cómo descubrió el budismo?
Llegó el movimiento hippy, que me era muy simpático, una manera nueva de despertar, y vinieron grandes gurús de India. A todos meacerqué, pero no me convencían los dogmas, ni la creencia en la reencarnación. Así llegué al zen, que trajo a Europa y a España el maestroTaisen Deshimaru.

Usted lo trajo a él.
Sí, hace 30 años, para inaugurar el Dojo Zen Naranda que dirijo. Descubrir el zen es lo mejor que me ha sucedido en la vida, por la tranquilidad que me ha dado, por cómo entiendo ahora el mundo y al ser humano.

¿Cómo?
Ante todo hermano. El mundo es de todos, no por el hecho de haber nacido aquí uno tiene más derechos que otro que ha nacido en otro sitio. La tierra no tiene dueño, tiene gente que se ha apropiado de ella.

Es la tendencia.
Antes representaba el budismo zen en el parlamento de las religiones, entre grandes maestros con ánimo de fraternidad, pero cada cual defendía sus intereses. Tuve la osadía de proponerles el ejercicio de reconocer que todos estamos equivocados en lo que creemos como verdadero ya que nadie tiene la capacidad de conocer la verdad. Se armó un buen barullo.

¿Qué ha sido lo más difícil?
La muerte de mi hermano con 14 años a consecuencia de la guerra, de la necesidad. Mi madre le dijo: “Piensa en la Virgen”. “La estoy viendo”, dijo mi hermano, y así murió. ¿Qué vio?... Vivo con esa duda.

¿Es usted de los que piensan que ningún tiempo pasado fue mejor?
Creo que la evolución es permanente, una ley que desconocemos, y que debemos regirnos por otra manera de pensar, y que ese cambio está a la vuelta de la esquina.

¿Dónde ha encontrado la alegría?
En vivir, llevo mucho tiempo agradeciendo al sol su calor.

¿Qué aconsejaría a la gente joven?
Que piensen, que razonen, que tengan siempre en cuenta que todo lo que hacemos produce un efecto.

Pasarse dos horas meditando de cara a la pared ¿qué sentido tiene?
  Cuando buscas el sentido de las cosas te equivocas. No tienes que buscar sentido, sino experiencia. Y cuanto más quieras conseguirlo, más lejos se irá el objetivo. Las cosas no tienen un propósito, son. El que medita para encontrar no encuentra nada. El que medita para percibir... ¿quién sabe?

¿...?
Nosotros practicamos tiro con arco y no tenemos blanco porque no hay nada a donde apuntar. La diana es tu propio corazón.

¿Qué es para usted un maestro?
El que te enseña a ponerte los zapatos para que puedas caminar. Todos somos caminantes y el camino está debajo de tus pies.

¿Qué persigue?
Sabiduría y compasión. Yo mismo ahora estoy en una situación muy especial, porque estoy hablando con una sombra, no veo su cara, no sé si sonríe, si está triste o distraída.

Sonrío.
Esa es la mejor manera de estar en el mundo, por eso yo también sonrío aunque no sepa si usted me está mirando. Hay que saber adaptarse a las situaciones, si no, estás en permanente rebeldía, como Manolita.

¿Quién es Manolita?
Una amiga de mi mujer que tiene 90 años y está angustiadísima porque no se quiere morir. Es necesario vivir en paz.

...Y con humor.
Quien no tiene sentido del humor, no tiene sentido de vida.