26 de noviembre de 2010

Ejercicio para enfrentar el miedo - Chris Griscom

En cualquier momento, para descristalizar el miedo:
Colóquese en un estado meditativo simplemente inspirando y exhalando lentamente, atrayendo luz con cada aspiración, exhalando pensamientos y agitación del cuerpo.
Pregunte a su cuerpo dónde tiene miedo. Simplemente haga la pregunta, continúe respirando profundamente y note cuando sienta una sensación en alguna parte de su cuerpo o escuche la respuesta. Confíe en cualquier sensación, sentimiento y vaya rápido a ese lugar.
Deje que su conciencia descanse allí y siéntase a sí mismo moviéndose, profundamente en ese lugar, usando todas sus capacidades perceptivas para conectarse. ¿Cómo siente, ve o huele el miedo? ¿Qué colores ve allí?
Luego pregunte al cuerpo qué color necesita para disolver el miedo. Acepte el primero que vea, o escuche o sienta. Dirija ese color hacia el cuerpo con su aliento, deje que se llene completamente el área que almacenaba miedo.
Manténgase dirigiéndolo, hasta que el cuerpo no pueda recibir más. Cuando sienta el color llenando el lugar simplemente esté atento a que está absolviendo y disolviendo todo el miedo dentro de usted. Sabrá cuándo es suficiente sentirá diferente en su interior; para algunas personas, será como paz y elevación, para otras un estado más activo de éxtasis.
De cualquier manera que lo perciba, cuando sienta el cambio, sólo abra sus ojos y continúe. Puede usar este ejercicio en un momento de ansiedad en el teléfono o en un encuentro con miedo.
Lo que es fascinante sobre esto, es que, cuando usa el color para disolver el miedo, disuelve realmente la causa simultáneamente. Uno está unido al otro a través de atracción magnética.
Cuando cambiamos la energía, cambiamos la realidad.
Cuando llegamos a ser más conscientes de nuestro Yo Superior y comienza una unión interior con él, nuestra química corporal cambia. Una vez que el cuerpo ha experimentado vibraciones superiores y estados de conciencia, tales como dicha y éxtasis, añora esas percepciones. Si estamos experimentando altas frecuencias, no estamos en “casa” para las vibraciones inferiores. No coexisten. Nuestro campo electromagnético simplemente no las atrae. Este cambio químico tiene un efecto maravilloso en el cuerpo físico. Es muy común perder, espontáneamente el deseo por sustancias adictivas, como las drogas y el alcohol que son tan entorpecedoras para nuestro ser.
El deseo de comer carne decae a causa de nuestro nivel interior ¡reconocemos la presencia de energías negativas y las rechazamos!
Esto sucede porque el cuerpo emocional está ajustadamente unido al chakra del plexo solar en el área del estómago, donde tienen lugar la ingestión de alimento y la digestión. En este centro, un nuevo conocimiento permite a la voz del cuerpo ser claramente oída. Esta voz nos guía: “Necesito más verduras frescas y agua”, etcétera. Automáticamente nos dirigimos hacia un mejoramiento funcional de nuestro sistema. Instintivamente queremos un refinamiento de nuestro sistema energético.