1 de julio de 2013

Siento, expreso, existo - Irene Glaiman, cocreadora del método Sabiduría Corporal


Irene Glaiman, cocreadora del método Sabiduría Corporal


Por Pablo Arturi- Edición Aurelio Alvarez


Hace más de dos décadas, Irene Glaiman emprendió un camino creativo que finalmente ha cristalizado en un método, llamado Sabiduría Corporal,  que reúne otros enfoques, buscando la transformación personal.  “Soy facilitadora de desarrollo personal, desde el cuerpo y la palabra”, nos dice en el comienzo de un diálogo mantenido en Buenos Aires, donde imparte clases, y define que “el cuerpo tiene su manera de expresarse, de manifestarse, posee la memoria y el registro de todas las situaciones que atravesamos desde nuestra gestación”.

Irene se inició en el mundo del teatro, de la mano de Agustín Alezzo, recordado director y maestro del arte escénico, quien le recomendó una técnica creada a mediados del siglo pasado por Susana Milderman. Posteriormente sería la base de su trabajo. “Necesitaba integrar mi cuerpo –explica– porque, como muchas personas, vivía “de la ceja hacia arriba”: socialmente nos entrenan para aprender a pensar, razonar, pero no para sentir ni escuchar las señales corporales”.

Su primera clase del sistema Milderman la recuerda siempre. “Encontré gente que se estaba expresando. Parecían locos bailando sin coreografía, dejando que el cuerpo se manifestara libremente. Cuando me permití entrar en ese espacio de libertad, no lo dejé nunca más. Tenía 22 años y ya pasaron otros largos veinte…”, comenta con una sonrisa.

En ese tiempo percibió la conexión con el cuerpo, “escucharlo, seguir un movimiento, agotarlo y entrar en otro”. La experiencia le ha demostrado que “el cuerpo es una gran metáfora de la vida, tiene su propio lenguaje, distinto de las palabras. Los seres humanos vivimos como seres lingüísticos, pareciera que lo que no podemos nombrar no existiera, y hay todo un universo de sensaciones, emociones, tensiones y distensiones. Entrar en esos espacios nuevos nos da plenitud”.

Otros maestros como Emilio Escariz y Grace Argüelles despertaron en Irene la inquietud por la espiritualidad. Si bien estaba identificada con su cuerpo, “yo no era un cuerpo, más allá de la piel hay otros cuerpos que podemos armonizar y sanar”. Escariz está integrado actualmente en el chamanismo y Argüelles, en el trabajo de sanación con cristales, razón por la cual incluye la utilización de cristales. “La experiencia demuestra que suceden cosas diferentes que no se pueden nombrar, pero que ocurren, ayuda a liberar, a abrir los cuerpos sutiles”, destaca.

Su trabajo lo describe como un proceso que en una primera etapa “busca abrir la conciencia corporal, empezar a sentir los apoyos, cómo pisamos, cómo caminamos, el peso de un lado y del otro… Es una faena más técnica en la cual se acompaña a la persona para que entre en contacto con esa libertad de movimiento con la que no estamos habituados”. En una segunda etapa más profunda, prosigue, “partimos del cuerpo, huesos, músculos, con conciencia del movimiento, y abrimos espacio al pensamiento, integrando imágenes que aparecen, pasándolas por el cuerpo, y comenzamos a comprender cómo nos comportamos. Se trata de mirarse uno mismo desde otra perspectiva que no es la de la mente. El enfoque que le damos a este trabajo es de desarrollo interior”.
Por este motivo, Irene sostiene que Sabiduría Corporal es una técnica de transformación personal, a través del cuerpo, con liberación emocional “porque cuando las emociones quedan atrapadas pueden producir enfermedades. Podemos soltarlas y sentirnos livianos, flexibles. Con el movimiento se pueden hacer cambios evidentes. Personas rígidas expresan emociones y luego esto se traduce en una nueva vida”.
En cada clase el espacio se transforma en un laboratorio experimental. Puede haber situaciones que uno tiene que enfrentar en la vida cotidiana y allí recrearlas como en un juego, sin decir nada, “probar con otra persona que no sabe lo que estoy trabajando, y se puede ensayar con opciones diferentes en las relaciones con los otros”, explica Irene.

Otra disciplina que forma parte de la técnica de Sabiduría Corporal es el Raja Yoga. Según dice su creadora, este conocimiento ancestral “plantea que somos un alma, ubicándola en un lugar específico del cuerpo. Desde la música, podemos encontrar la conexión con el alma, o el ser superior, el ser esencial, como le llamemos. Esa conexión produce una sensación de expansión, de plenitud, de libertad, que cuando la persona conecta, empieza el camino de transformación y es maravilloso cuando sucede”. Con ese objetivo emplea música para influir en los chakras o vórtices sutiles: de tambores, para el primer chakra, la conexión con la tierra; ritmos más melódicos para el chakra cardiaco, compasión, amor, etcétera, teniendo siempre en cuenta la disposición para la acción.

Con el coaching Irene alcanzó el punto final de la estructura en su trabajo, que apunta hacia “la comprensión del ser humano como un alma”. Y reitera que “no somos un cuerpo, tenemos un cuerpo”. Sabiduría Corporal, un  enfoque sobre la forma en que nuestro cuerpo se adapta permanentemente a las situaciones de la vida y cómo generar nuevas opciones.

Contacto con Irene: