17 de noviembre de 2009

Durkheim

 «Es solamente en la medida en que el hombre se expone una vez y otra a la destrucción, cuando lo que es indestructible emerge desde el fondo de sí mismo. En esto reside la digni­dad de osar. .. Es solamente cuando nos aventuramos una vez y otra, a través de las zonas de aniquilamiento, que nuestro contacto con el Ser divino, que está más allá de toda destrucción, puede llegar a ser firme y estable. Cuanto más aprende un hombre con toda su alma a confrontar al mundo ... tanto más las profundidades de su Estado de Ser le serán reveladas y las posibilidades de una vida y de un devenir nuevo le serán abiertas.»

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