18 de noviembre de 2010

Dalai Lama

El progreso material y un mejor nivel de vida nos trae una mayor comodidad y salud, pero no dan lugar a una transformación de la mente, que es lo único capaz de proporcionar una paz duradera. La profunda felicidad, a diferencia de fugaces placeres, es de naturaleza espiritual. Depende de la felicidad de los demás y se basa en el amor y el afecto.

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