La Diosa , una presencia sutil que nos guía hacia la plenitud
El abordaje de la nueva psicología femenina.
Lic. Dorana Carrera Ortiz
Psicóloga-especialista en feminidad
Docente Internacional
Despertando a tu Diosa Interior®
En los finales del siglo XX en países tales como Inglaterra y Estados Unidos surge un movimiento de Revalorización de lo Sagrado femenino, heredero del movimiento feminista y de la búsqueda espiritual. Este movimiento plantea el retorno de la Diosa ; D. Stein y Starhawk son dos de las representantes más reconocidas dentro de esta forma de vivir, pensar y poner en acto este axioma fundamental: la Diosa vuelve.
De la línea antropológica, Vicky Noble nos invita a rescatar la fuerza ancestral que las mujeres reconocían en su cuerpo, y que vibraba en la sangre menstrual como símbolo de vida, de fertilidad, de tierra y comunión con el cosmos.
Otro abordaje lo aportan las psicoanalistas de línea Junguiana, como Jean Shinoda Bolen, Mary Elizabeth Marlow y Marion Woodman. Ellas nos llevan de la mano por el camino del inconsciente, ayudándonos a reconocer los arquetipos de las Diosas de distintas culturas que habitan en
nosotras, los distintos mandatos que bloquean el desarrollo de nuestro potencial.
En nuestro país, Ethel Morgan ha desplegado en su libro ¨ La Diosa en nosotras¨, las distintas cualidades de lo femenino, acercando a cada mujer de una manera sencilla y práctica esta sabiduría ancestral. De dónde vuelve la Diosa ? Algunos Antecedentes
Las culturas paleolíticas, previas a la agricultura, tenían otro tipo de organización social: el matriarcado. Este sistema les permitía tener roles claros que las satisfacían tanto a ellas como a los hombres de la comunidad. En dichos roles las cualidades femeninas estaban resaltadas.
La comunidad estaba organizada políticamente por mujeres que cuidaban de los intereses de todos. El arte, el conocimiento de los signos del tiempo por medio de la observación de los astros, la detección de los lugares donde se encontraban frutos y animales para que los hombres recolectaran y cazaran, la sanación de los enfermos con hierbas “mágicas”, la invocación de las fuerzas de la Naturaleza , principalmente de la Tierra (hoy en el Norte tenemos la Fiesta de la Pachamama como resabio de ese tiempo). Las tierras eran compartidas, los hijos cuidados por la comunidad, y el saber sobre la procreación (según cuentan las historias) estaba guardado celosamente por las mujeres.
Se guiaban por el calendario lunar, el cual refleja fielmente las fases del ciclo menstrual. Seguramente muchas de nuestras abuelas calculan las nueve lunas y el sexo del bebé que nacerá con una precisión que más de un ecógrafo envidiaría.
Pero volviendo a la historia, en esas comunidades matriarcales, en esos tiempos Dios era mujer.
La madre tierra proveía, la Luna regía los ritmos, la fertilidad garantizaba la supervivencia de la especie, características muy femeninas: Nutrición, Ritmos, fertilidad.
En ese tiempo se rendía culto a La Diosa.
Esta cosmovisión, que integra los aspectos físicos, psíquicos y espirituales, vuelve a surgir en nuestros tiempos. La Diosa Vuelve , a rescatarnos de la esclavitud en las que nosotras mismas nos hemos sumergido. Reinas y señoras, dueñas de nosotras mismas y de nuestros destinos, podemos intentar responder a la más misteriosa de las preguntas: “Qué es ser mujer?”
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